gasoline and fire ★ yukierre

01

El ventanal de la sala de reuniones de la empresa Tsunoda, ubicado en aquel edificio alto e imponente, dejaba a la vista como el sol se estaba poniendo en esos momentos.

Con la barbilla apoyada sobre la palma de su mano Yuki tenía la vista dirigida hacia el horizonte preguntándose como sería si en ese instante se levantara y callara a su padre, el cual daba una charla sobre las exitosas inversiones del mes, tirando la carpeta azul de sus manos y saliendo por la puerta de vidrio mandando todo a los mil demonios con el objetivo de abandonar esa vida impuesta que a él no le gustaba.

El móvil vibró dentro de uno de sus bolsillos y lo sacó con sigilo, no se sorprendió al ver el emisor: Oscar Piastri.

Oscar
Apuesto que estás en una junta y tienes esa cara que dice "¿Por qué mejor no mando todo al carajo?"

Yuki
Eres todo un adivino, Oscar.

Oscar
Deja de hablarme con sarcasmo Yuki, ahora prepárate que paso por ti en 10 minutos.

Tecleó rápido un "gracias" a la vez que soltaba un suspiro de alivio y dirigió la vista a su padre que seguía hablando, al rato entró su asistente a decirle que tenía un evento al cual asistir y no podía faltar. Momentos después se encontraba en el auto con Oscar quien le sonrió y sin decir nada pisó el acelerador para irse de allí.

La relación con el modelo era bastante complicada, en resumidas palabras, Yuki y Oscar habían crecido juntos gracias a que sus padres se conocían desde la universidad.

Pero todo cambió cuando su padre se enteró que el mejor amigo de su hijo iba a ser modelo.

El señor Tsunoda aseguraba que si su hijo se juntaba con alguien que quería ser modelo iba a terminar con la cabeza vacía de conocimientos pues "los modelos eran estúpidos y huecos". Ambos viejos amigos de la universidad se separaron y nunca más se volvieron a hablar.

A pesar de eso Yuki seguía juntándose con Oscar, obviamente a escondidas, porque difería totalmente del pensamiento del adulto.

Ahora Oscar manejaba una empresa exitosa de modelaje y Yuki sería el próximo sucesor de la institución de su padre. Tsunoda tenía un gran futuro por delante, o al menos eso creía su padre.

Piastri lo sacó de sus pensamientos cuando uno de los semáforos se puso de color rojo.

—Estaba diciéndote si querías acompañarme al lugar donde debo ir ahora o prefieres que te deje en casa, Yuki —terminó de decir el australiano mientras golpeaba sus dedos en el volante—. Realmente necesitas un descanso de tu trabajo.

Yuki lo pensó unos segundos y anunció su respuesta afirmativa justo cuando el semáforo cambiaba a color verde.

Cuando pasaron el túnel, las luces neón al comienzo lastimaron a Yuki, delante de sus ojos se abría un espacio repleto de personas que reían y tomaban cervezas apoyadas en sus autos.

—¿Me trajiste a un auto-cine, Oscar? —preguntó el menor mirando por la ventana.

—¿Realmente crees que soy de ese tipo de cosas? —Su amigo añadió riendo y siguió manejando a velocidad mínima esquivando a la gente. Yuki pudo ver como los autos iban desapareciendo para dar lugar a carros de comida o mejor conocidos como foodtrucks. Las personas trabajando en ellos movían sus manos ágilmente y junto con sonrisas entregaban los pedidos.

No supo cuando Oscar estacionó, solo que al bajar del auto su mejor amigo estaba saludando y abrazando a un chico de ojos verdes y cabello rizado. No lo había visto nunca así que se propuso a analizarlo mientras Piastri hablaba contento con él.