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Sudaba frío y lágrimas caían de sus ojos inconscientemente, sus extremidades temblaban y su mente estaba en blanco. Miró a los costados de la camilla y reconoció la silueta de Oscar en una silla durmiendo, a los segundos el australiano se despertó al escuchar la respiración agitada de su amigo.

—¿Yuki? —preguntó tallándose un ojo y acercándose a la camilla—. ¿Qué pasó?

Yuki lo miró aterrado y Oscar juró que nunca había visto esa mirada de miedo en sus ojos, acercó su mano intentando tocarlo, pero el menor solo se alejó de su tacto rápidamente.

El japonés lo miraba con los ojos llenos de temor y sus manos aún temblando.

—Si no me dices que te sucede no puedo ayudarte, Yuki —suspiró intentando ser comprensivo, pero él estaba comenzando a asustarse por el comportamiento de su amigo.

Las orbes de Tsunoda revolotearon por la habitación blanca como asegurando que no hubiera nadie más que ellos dos, cuando habló su voz salió seca y rugosa.

—Tú... ¿Lo recuerdas?

Oscar inclinó su cabeza confundido, ¿de qué demonios estaba hablando?

—¿Recordar qué? —tenía que ser más específico pues no entendía.

Yuki calló por unos minutos como si las palabras no salieran de su boca, miró hacia el ventanal y cuando juntó las fuerzas suficientes, dijo su nombre.

—A Pierre —habló temeroso y susurrando como si decir el nombre del corredor fuera merecedor de un castigo—. Si recuerdas a Pierre.

El ceño de su mejor amigo se frunció y realmente sentía que el menor estaba bajo efectos de alguna droga porque esa pregunta era idiota.

—¿Estás hablando en serio? —la pregunta salió seria, pero la suavizó con una sonrisa—. ¿Te golpeaste la cabeza o la enfermera te drogó mucho?

El miedo volvió a recorrer al menor y ya sus ojos iban a largar lágrimas porque si Oscar le respondía que no lo recordaba o cuestionaba quién era, estaba seguro que se desmayaría.

—Yuki, ¿qué tipo de pregunta es esa? Hace unas horas tú y él casi mueren, ¿cómo demonios no voy acordarme de él? —el australiano suspiró cansado—. Realmente estás herido, Yuki. Descansa y luego hablamos, ¿sí? Te pondremos al día con los demás apenas despiertes.

Tsunoda rio suavemente y se tiró a abrazar a Oscar que lo atrapó en sus brazos más confundido que antes, sobó su espalda calmando el llanto que no sabía cuando había empezado.

—Soñé que nadie recordaba a Pierre y yo era el único que sabía de su existencia —explicó finalmente y Piastri pudo entender el miedo—. Fuiste el primero en preguntar quién era y eso me devastó, lamento haber reaccionado así antes, tenía miedo.

Estaba aliviado de que eso hubiera sido un sueño, no, una pesadilla. Se separó del contrario y le sonrió, mostrando esa sonrisa dentada brillante que Piastri ya estaba extrañando.

Oscar lo hizo posicionarse de nuevo en la camilla para él encaminarse a la puerta, sabía que luego de darse cuenta que había sido todo un sueño el japonés no tendría cansancio, así que decidió llamar a los demás.

—Son las cuatro de la mañana Yuki Tsunoda, ¿qué carajos haces tan ruidoso y feliz a esta hora? —preguntó Jaw apenas entró a la habitación, a pesar de su tono cansado recibió abiertamente el abrazo que el menor le proporcionó.

Russ entró después y con los ojos algo aguados y la preocupación por los cielos fue a estrecharlo entre sus brazos.

—No vuelvas a hacerme pasar tanto susto —le susurró acariciando su cabello y luego haciendo un comentario de como la bata de hospital no estaba a la moda y que deberían cambiarla.

gasoline and fire ★ yukierreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora