13. Alejarse

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Como esperaba, mi tarde había sido perturbadoramente larga. Al menos tuve la oportunidad de llegar un poco antes de la cena para poder conocer más a fondo a los tributos.

Cuando entré al enorme departamento por fortuna todos estaban alistándose para la cena, así que no tuve que responder preguntas incomodas sobre donde estaba o lo que había estado haciendo. Entre en la que sería mi habitación y me deshice del incomodo vestido excesivamente corto y ajustado para luego darme una larga ducha.

Las ganas de llorar me inundaban, sin embargo, no pude soltar ni una sola lágrima.

Lave mi cuerpo dos o tres veces más de lo normal hasta que mi piel empezó a enrojecer por el agua caliente y la fuerza que utilizaba al pasar la esponja contra cada parte de mi cuerpo. Me sentía asqueada y si hubiera tenido algo en el estomago estoy segura de que lo habría vomitado a estas alturas.

Cuando salí del baño escuché parloteos alegres que venían desde el comedor, de seguro todos estaban ahí reunidos cenando.

Me apresure en peinarme el pelo mojado y ponerme ropa cómoda, un avox había dejado pantuflas extremadamente cálidas y suaves junto a mi cama, lo cual agradecía.

—Perdonen mi ausencia, he tenido una tarde de locos —dije en cuanto entre al gran comedor.

Katrina y Rosie sonrieron con nostalgia, se aproximaron rápidamente a mí y me abrazaron. Había pasado mucho tiempo desde la ultima vez que las vi y tenía que admitir que extrañaba el cómodo y habitual silencio de Katrina y el carácter fuerte y sincero de Rosie.

Luego de saludos y nuevas disculpas por ausentarme durante el desfile nos sentamos en la mesa, un avox sirvió un elegante plato de pasta con salsa de trufas y camarones que no tarde en devorar.

—Salacia... Breck y Annie querían esperarte para poder hablar de habilidades y de como serán sus entrenamientos estos días —mencionó Finnick antes de beber de su copa de vino blanco.

Asentí, también bebiendo de mi copa para pasar la comida.

—Bueno, ¿en qué son buenos? Empecemos por lo básico.

Annie pareció pensarlo, pero Breck respondió rápidamente.

—Soy ágil, rápido y se nadar bien. Soy bueno con las lanzas y cuchillos y creo ser bueno también con la lucha cuerpo a cuerpo, aunque no estoy del todo seguro —admitió.

Asentí dándole una sonrisa amable, tenía potencial y era honesto.

—¿Y tú Annie? ¿Algo que quieras compartir? —pregunto Finnick con suavidad.

Los demás solamente se concentraban en comer su comida y beber de sus copas, ajenos a la pequeña conversación.

—Bueno, se nadar... —respondió con timidez.

—Eso está muy bien, ¿Qué tal te va con las armas?

Miro su comida, apenada.

—Nunca he utilizado un cuchillo más que para cortar pescado, no he tocado un arma nunca —dijo muy bajito luego de un rato.

Genial, Annie es un Seth y Breck era yo.

Aleje ese pensamiento tan pronto como llego, si pensaba en Seth se me quitaba el hambre y los últimos meses había luchado para mantener una buena alimentación ignorando su muerte.

—En los días de entrenamiento tendrás que aprender, existen puestos de supervivencia y de manejo de armas así que tendrás que pasar por todos —dije comiendo un poco más de pasta.

Mi estomago se reusaba a seguir admitiendo comida pero me obligue a seguir comiendo, no podía darme el lujo de debilitarme en estos momentos.

—Los puestos de supervivencia son tan importantes como los de armas o lucha de cuerpo a cuerpo, si crean alianzas tienen que hablar con nosotros primero —habló Finnick—. El primer día enfóquense en analizar a los otros tributos, en lo que son buenos y en lo que no y tomen nota mental de todo lo que observen.

Más Allá del Juego | Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora