19. Separación

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Querido Finnick,

Es complicado encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que siento. A través de los momentos compartidos juntos, he aprendido a amarte de una manera tan profunda que me resulta doloroso admitir que debemos seguir caminos separados.

A lo largo de nuestra historia, he llegado a comprender que el amor no siempre es suficiente. A veces, el amor verdadero requiere sacrificios difíciles para el bienestar de la persona amada. Por eso, hoy tomo la decisión más difícil de todas: alejarme de ti.

No lo hago por falta de amor, sino todo lo contrario. Es precisamente porque te amo con toda mi alma que debo dejarte ir. Mi amor por ti es tan puro que deseo que encuentres la felicidad y la plenitud que mereces, incluso si eso significa no estar a mi lado.

Yo no puedo darte toda la felicidad, amor y tranquilidad que necesitas. Y por más que me duela, me siento bien por admitirlo finalmente. He tratado de ser buena contigo, pero de esa forma no puedo salvarme.

Prometo guardar en mi corazón cada recuerdo compartido, cada risa, cada mirada cómplice y casa beso. Siempre serás una parte esencial de mi historia, un capítulo que atesoraré con cariño y gratitud, un capítulo que recordaré las veces que sean necesarias para recordar lo feliz que fui a tu lado.

Te pido que guardes en tu corazón la certeza de que cada decisión tomada ha sido pensada para tu felicidad y bienestar. Eres un ser extraordinario, y mereces todo el amor y la dicha que el mundo cruel en el que vivimos puede ofrecer.

Te llevaré conmigo, no en mi presencia, pero sí en mis pensamientos y en mi corazón. Que la vida te regale momentos de alegría y realización, y que encuentres a alguien que te ame con la misma intensidad con la que yo te ame.

Con amor y gratitud eternos,

Sally.

—Termine... —susurré. Las lágrimas corrían por mis mejillas, mi mano estaba temblorosa así que me había costado un montón escribir esa carta.

Faltaban dos semanas para la cosecha y en cuanto llegásemos al Capitolio los reporteros estarían preguntando sobre mi relación con Seneca que ahora era todo un acontecimiento en los pequeños grupos de adinerados donde se habían sembrado los rumores.

En ese momento, confirmaría que Seneca era mi prometido.

Por supuesto, no quería que Finnick se enterase de esa forma, pero tampoco podía verlo a la cara y decirle que había aceptado ser esposa de alguien cuando no quería ser la novia de nadie.

Me dolía por completo mi decisión, pero eso lo iba a ayudar y me iba a salvar a mí. Ya no viviría de la forma miserable en la que estaba y si tenía algo de suerte, conseguiría recuperar un poco de mi dignidad perdida.

Limpie mi nariz y mis lágrimas en el baño, dispuesta a tratar de parecer que no estaba tan mal como aparentaba físicamente. Había descuidado por completo mi alimentación, con suerte comía 3 veces a la semana y solo porque Mags me obligaba, había sufrido de una bronquitis severa que me había dejado en cama un mes entero.

Mes el cual Finnick me cuidó, y aunque se empeñaba en decirme que todo iba a estar bien, yo no tenía fuerzas ni siquiera para modular bien una palabra. El doctor había dicho que tenía bronquitis pero con el paso de los días fue empeorando llevando a una neumonía. Me causaba ternura como Finnick dormía a mi lado durante cada noche, susurrandome que todo iba a estar bien y que dentro de poco mi malestar desaparecería.

Más Allá del Juego | Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora