Capítulo Siete

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El Mar solía ser algo intrigante para la mayoría de las personas, pues se pensaba que poseía una fuerza inmensa que reclamaba lo que le pertenecía. Entre los marineros se contaban muchas historias para aterrar al resto, sin embargo, a Jeon Jungkook solo le causaba fascinación.

Desde que tenía memoria, el mar era su hogar. No recordaba mucho de su familia, en realidad nunca conoció una, la gente a su al rededor solo lo miraba con pena y murmuraban sobre lo desafortunado que era, pero lo cierto es que nadie hacía algo para ayudar, por esa razón creció valiéndose por si mismo, haciendo todo lo posible para sobrevivir.

Para su propia suerte era inteligente y audaz, también era rápido si tenía que huir cuando se metía en problemas, así que no tardó demasiado para que sus hazañas llegaran a los oídos de los forajidos del mar. Aquellos hombres despreciables según la mayoría, fueron los únicos en tenderle una mano en señal de apoyo cuando el hambre le hacía quedarse dormido para olvidarla y fue así como finalmente conoció lo que era tener compañía y cariño.

La gente siempre asumía que quienes tomaban ese camino eran gobernados por la avaricia nada más, pero nadie sabía las verdaderas razones que escondían muchos de ellos. Sin importar que la sociedad los viera como lo más bajo en el mundo, él jamás se atrevería a fallarles porque les debía demasiado, sin embargo, luego de la pérdida que había tenido años atrás deseaba dejar todo y huir.

Después de su último asalto en el Puerto se había detenido a pensar sobre sí retirarse era correcto o no y fue entonces que cometió ese enorme error del que ahora se arrepentía.

—Estamos cerca del escondite, Capitán —la voz de Seokjin interrumpió sus pensamientos, haciendo incluso que se sobresaltara.

Dándole una mirada molesta que el hombre ignoró, Jungkook se alejó de la cubierta tomando el camino que le llevaba a su camarote, por supuesto, siendo seguido por su compañero.

—Yoongi se irá una vez estemos cerca de tierra firme —siguió informando.

—Bien, necesito esa información cuanto antes —murmuró a secas.

El sitio dónde se escondían no estaba muy lejos del Puerto, eran dos días máximo de camino si se tomaban los atajos correctos y además podían esconder su navío sin que alguna otra embarcación lo notara. Jungkook había descubierto el sitio años atrás y desde entonces era su guarida, el resto de la tripulación siempre iba a tierra firme para visitar los pueblos cercanos pero el prefería mantenerse en el barco para idear más atracos o simplemente descubrir nuevas rutas en los mapas, ese era su pasatiempo favorito, después de todo, cuando sentía que no podía consigo mismo emprendía viajes en solitario a nuevos lugares por descubrir.

—¿Has ido a ver al rubio? —nuevamente la voz de Seokjin era una intervención que lo traía a la realidad.

—¿Por qué debería tenerle consideraciones? —la irritación fue presente en su voz.

Había algo en aquel joven que le causaba un malestar indescriptible, pero a su vez tenía curiosidad. Al igual que la gente que los juzgaba, Jungkook solía asumir que los de clase alta no tenían problemas en la vida, sin embargo, la situación en la que había encontrado a su nuevo prisionero era intrigante ya que no comprendía que le llevó a tomar una decisión de esa clase. Jeon no era demasiado creyente a decir verdad, pero incluso alguien como él sabía que la vida no era algo que debía tomarse a la ligera.

—Bueno, la tuviste esa noche —le recordó su compañero como si no no tuviese ya suficiente arrepentimiento de ello.

—Y no lo volveré a hacer —le cortó de mala gana—. Si por mi fuera ya lo habría lanzado al mar después del atrevimiento que tuvo el otro día.

El Tesoro del Mar (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora