Capítulo Ocho

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El tiempo era extraño. Al menos así lo consideraba Jimin últimamente al no tener noción de este, puesto que saber cuantas horas pasaban desde la última vez que se lo preguntaba era imposible, además, aún podía sentir el balanceo del barco por lo que seguían navegando y eso solo le hacía llenarse de angustia porque significaba que cada vez estaba más lejos del Puerto, lejos de su hermano.

Necesitaba volver, tenía que hacerlo, ¿pero como iba a convencer a esos hombres para que le dejaran ir?, no tenía dinero para pagar su libertad e imaginar un nuevo destino para su vida era aterrador, porque nada bueno podía venir de un Pirata.

Recordando las viejas historias lo más probable es que sería vendido como esclavo o peor aún, siendo llevado a esos lugares de perdición donde los hombres de malos hábitos se reunían para pecar. De solo pensarlo le invadió un escalofrío, le aterraba demasiado la idea de estar a la deriva, pero sobre todo, odiaba saber que su hermano probablemente estaba sufriendo por su ausencia.

Para mala o buena suerte, Jimin fue sacado de sus pensamientos dando un pequeño salto en su lugar cuando la puerta del lugar se abrió de golpe, permitiendo el paso al hombre de cabello oscuro, quien le dio una de aquellas miradas intimidantes ocasionando otro estremecimiento completo en su cuerpo.

No le daba miedo, pero había algo en él...

—Park Jimin —contrario a la expresión seria que tenía, su voz pareció temblar al pronunciar aquello y Jimin se sintió extraño al escucharlo.

—¿Cómo sabe mi nombre? —el Pirata soltó una risa ronca, aunque la sonrisa en sus labios carecía de emoción, su expresión amarga hizo a Jimin encender su alerta de nuevo.

—Los ladrones sabemos todo de la gente del Puerto —aclaró al tiempo que daba un par de pasos para acercarse, se veía tan peligroso como una fiera salvaje.

Jimin retrocedió instintivamente hasta chocar con la pared y se sintió pequeño cuando el Pirata se detuvo frente a él. El grande cuerpo del hombre cubriendo el suyo ante la cercanía, mucho mas al momento en que Jeon sostuvo su rostro con rudeza, ocasionando el dolor que no tardó en extenderse por su mandíbula y contuvo el aliento cuando su mirada chocó contra la contraria, tan fría como el viento nocturno.

La cálida respiración ajena acarició su rostro como el sol de las mañanas, dándole entrado a la sangre que subió a sus pálidas mejillas ocasionando calor en estas. De nuevo ese contacto tan indecente que hacía sus piernas temblar y a su mente dar vueltas, le mareaba mucho más que el oleaje marino, le hacía sentir algo extraño, algo que no entendía pero que se recriminaba por sentirlo, no estaba bien.

—Tienes los mismos ojos —Jimin no supo que responder ante aquello, pero sus pensamientos no podían maquinar algo coherente en aquel instante.

Tal vez era porque nadie se había acercado tanto a él y en el Puerto ese tipo de acercamiento no era común ni en los matrimonios. Las únicas veces que presenció aquello no fue en la vida real, sino en un libro que Taehyung consiguió para él una vez.

Taehyung.

Pensar en su hermano hizo que su mente volviera a trabajar y frunció el ceño antes de tomar valor para empujar lejos al Pirata.

—¡No vuelva a tocarme! —mas que una orden había sonado como una súplica pero tenía que recobrar la cordura—, Si lo hace le juro que yo... —sus palabras quedaron en el aire cuando el hombre volvió a acorralarlo contra la madera.

Le dolió la espalda ante el choque, sacandole un jadeo que pareció dejar satisfecho al otro hombre. Quizá disfrutaba con su agonía, pues su mirada había cambiado y Jimin ya no sabía si era peor ser mirado con odio o con aquella cosa que no lograba descifrar.

—¿Realmente crees que podrías pelear conmigo?, No eres mas que un niño débil y mimado, podría acabar contigo ahora mismo si quisiera —escupió las palabras con burla y Jimin sintió la rabia subir hasta su garganta.

¿Qué se creía?

—¡Entonces mateme! —encaró de nuevo—, Si realmente no tengo oportunidad alguna hágalo.

Estaba frustrado y con el orgullo herido, ¿parecía tan débil de verdad?, No era solo por las palabras del hombre, era toda la furia que llevaba acumulada desde el momento en que su madrastra insistió en comprometerlo, pues fue consciente de que todos lo miraban como alguien sin voluntad propia, como una cosa débil incapaz de hacer algo por sí mismo y el sentimiento era sin duda abrumador.

Ante aquella mirada determinada de su prisionero, el Pirata llevó una de sus manos al cuello del joven, apretandolo sin consideración. La blanca piel de Jimin comenzó a enrojecer y abrió la boca, pero el aire no llegó por completo a sus pulmones, intentó forcejear para apartar la mano del hombre, arañando sobre esta y jadeó en busca de liberación pero todo lo que obtuvo fue más fuerza sobre aquella zona afectada.

Pensó entonces que si iba a morir en ese instante, lo último que deseaba era que su hermano estuviera bien, sin embargo, él hombre le soltó, haciéndolo caer con brusquedad al suelo donde comenzó a toser con violencia en busca del oxígeno que le hacía falta, llevando una mano a su cuello adolorido Jimin miró al hombre con horror.

—No vuelvas a retarme, por tu propio bien —advirtió Jeon, sin embargo, sonaba más como una petición que como amenaza, incluso en su mirada había un deje de remordimiento o quizá solo era la imaginación de Park.

Las lágrimas se acumularon en sus ojos, pero no las dejó salir hasta que Jeon abandonó la habitación, sollozando al fin en la soledad y la oscuridad de aquel rincón en que había sido confinado.

¿Por qué no le habia asesinado si tanto quería?, ¿De verdad disfrutaba con su sufrimiento?

Jimin por su parte sentía que comenzaba a odiarlo. Aborrecía esa rudeza con la que lo movía de un lado a otro sin que el pudiera hacer algo para detenerlo, detestaba que luego lo confundiera con esas miradas de culpabilidad por sus acciones anteriores y que lo contradijera con palabras crueles.

Sin duda el Pirata era todo un enigma.

Sintiéndose cansado por todo lo anterior, Jimin se recostó tratando de pensar en como conseguir su libertad de nuevo, cerrando los ojos le rogó a su madre para que le diera fuerza, pues de un momento a otro su cuerpo comenzó a sentirse débil.

Si ese era el final, entonces lo aceptaría, pues incluso morir sería más digno que seguir siendo usado por todos los que le rodeaban.

Si ese era el final, entonces lo aceptaría, pues incluso morir sería más digno que seguir siendo usado por todos los que le rodeaban

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YO SE QUE ME ATRASE MUCHO AJAJKQJQJS PERO... Bueno, no tengo excusas.

Sin más disculpen cualquier error 6 gracias por leer.

DS.

El Tesoro del Mar (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora