Capítulo Tres

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El rumor acerca del futuro matrimonio entre el nuevo hombre rico que había llegado y el hijo mayor de la familia Park era de todo lo que se hablaba en el Puerto durante la última semana. Kim Namjoon no había mentido sobre las habladurías pues Jimin era un joven bastante conocido por su gran bondad y belleza, aunque el nunca prestaba atención a los chismes, por eso le sorprendió ser felicitado por varias personas aquella mañana.

Amigas de su madrastra, según recordaba, pues eran Señoras de familias acomodadas como lo había sido la suya alguna vez. Las jóvenes casaderas también le dieron sus felicitaciones, diciendo cuan afortunado era por encontrar un buen partido, los Señores decían que el afortunado era su prometido por conquistar tal hermoso joven y los muchachos de su edad lo miraban con burla, quizá porque nunca antes alguno de ellos había visto ese tipo de compromiso. Fuese lo que fuese, Jimin comenzaba a sentirse asfixiado por tanta atención.

Llegar con el sastre fue toda una odisea por las personas que tenían curiosidad sobre la boda pero después de probarse casi veinte trajes y que su madrastra diera negativas a cada una de ellas le llevó a desear volver a la calle, al menos las conversaciones incómodas las respondía la mujer y él solo tenía que sonreír de forma forzada y agradecer felicitaciones.

—Tampoco me convence —volvió a decir ella, Jimin dejó escapar un suspiro de cansancio.

Para desgracia de Jimin, su madrastra estaba encargada de "ayudar" con los preparativos de la boda al ser la matriarca en la familia pero más bien parecía empeñada en fastidiarlo. Inevitablemente sintió un poco de lástima por el sastre, el pobre hombre se veía nervioso ante la mirada seria y los gestos de disgusto provenientes de la mujer.

—Mamá, todos son buenos —intervino Taehyung con suavidad—. Además Jimin se ve bien con cualquier cosa, ¿por qué no pides su opinión para saber que le agrada?

Jimin le dio una suave sonrisa de agradecimiento para tranquilizar el nerviosismo con el que su hermano había hablado, probablemente porque tenía miedo a la reacción de su madre, ambos sabía que si ella se molestaba era capaz de impartir castigos severos.

—Taehyung, aún eres un niño que no debe intervenir en las cosas de mayores —respondió ella sin siquiera mirarlo—. Y tú hermano no se ve bien, creo que ha subido de peso.

Se necesitó toda la fuerza de voluntad dentro de Jimin para no gritarle que se callara de una vez, estaba haciendo todo lo posible para tolerar la situación pero era imposible, incluso el sastre se veía desesperado.

—Traeré una talla más grande, Señora Park —se apresuró el hombre en medio de tartamudeos, por lo que Jimin se resignó a ir al cuarto especial donde se cambiaría.

Se sentía cansado, casi enfermo por todo y solo quería que la pesadilla terminara. Desgraciadamente, no era un mal sueño, era su cruel realidad dónde le trataban como un juguete y es que, por más que se negaba a sentirse así eso era, una marioneta que todos manejaban a su conveniencia, tanto su padre, su madrastra y Kim lo usaban para su beneficio personal y ya no podía más con eso.

Se preguntaba porque su madre lo había dejado solo tan pronto, ¿por qué Dios la había llamado a su lado dejándolo a él desprotegido?, que el creador lo perdonara por lo que estaba a punto de pensar ya que era pecado pero deseaba irse junto a su madre ya. Si ella siguiera ahí nadie le haría daño y sería libre de decidir el rumbo de su vida, si ella estuviera viva él no estaría por casarse con un hombre al que no quería en ningún aspecto, pues luego de esa conversación estaba claro que jamás tendría una buena relación con este.

—Jimin, traje el nuevo... ¿por qué estás llorando? —Taehyung le observó con preocupación y solo entonces Jimin fue consciente de las lágrimas fluyendo por sus mejillas.

El Tesoro del Mar (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora