Capítulo Uno

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El graznido de las gaviotas, las olas rompiéndose en la costa y el ruido de los pescadores inundaba el Puerto como cada mañana sin falta. Los primeros rayos del sol apenas comenzaban a colarse en la habitación y aquella era la indicación de que el día estaba por comenzar, sin embargo, él ya estaba despierto desde antes de que si quiera alguien viniera a anunciar que debía ponerse en pie.

La fresca brisa matutina hizo danzar sus cabellos con gracia cuando se asomó al balcón y su mirada se enfocó en las embarcaciones que comenzaban a zarpar a esas horas de la mañana. Algunos probablemente eran comerciantes y los más pequeños pescadores, ya que los que transportaban oro salían más temprano para evitar percances al igual que aquellos donde las personas hacían viajes a otras islas o puertos.

Desde que tenía memoria, Jimin siempre soñó con viajar. Su madre a menudo solía llevarlo a la costa, ahí paseaban, se mojaban los pies aún si a su padre no le gustaba que lo hicieran y al final de la tarde recogían caracolas que ella guardaba en un pequeño cofre diciendo que era un tesoro valioso. Jimin en aquel entonces creía que ella bromeaba ya que era bien sabido que el oro era lo que más valía, pero actualmente él conservaba aquel cofre como lo más valioso en su vida.

Su madre había muerto cuando tenía apenas cinco años y a los pocos meses su padre se casó con una mujer que no tardó en darle otro hijo.

El adoraba a su hermano, por supuesto, pero su madrastra era otra historia. La mujer nunca le había tratado bien, priorizando siempre a Taehyung y aunque Jimin realmente entendía esa parte porque él no era su hijo, una parte suya sufría con el deseo de querer tener una madre amorosa que cuidara de él cuando enfermara y que se sintiera orgullosa de sus logros.

Poe desgracia, aquello nunca pasó. Su padre trabajaba todo el día y su madrastra parecía odiarlo por ser el vivo recuerdo de la mujer que el señor Park había amado antes de que ella entrara a su vida y no conforme con mostrarle su disgusto con malos tratos, la mujer también había gastado hasta el último centavo que poseían y así había terminado decidiendo que un matrimonio arreglado era la solución perfecta para el desastre. Como era de esperarse, el señor Park le había apoyado, porque nunca se negaba a lo que ella quisiera, ignorando el hecho de que hijo pagaba las consecuencias.

Un suspiro melancólico abandonó sus labios mientras observaba los barcos alejándose. Deseaba tanto poder subir a uno y olvidarse de todos los problemas que su familia tenía y con los que desgraciadamente tenía que cargar por ser el hijo mayor.

No lo hacía por su padre, mucho menos por su madrastra, todo era por su hermano, ya que no quería verlo sufrir y mucho menos que también tuviese que casarse por obligación en algún futuro. Jimin adoraba a Taehyung, era la única razón por la cual había aceptado la maravillosa idea de su madrastra porque sino lo hacía entonces terminarían en la calle.

Todavía no lograba comprender como la esposa de su padre fue capaz de perder todo y encima poner en riesgo su vivienda, además, no conforme con eso, tenían que fingir seguir siendo una familia acomodada como en él pasado, pues ella jamás soportaría vivir con la vergüenza de admitir la bancarrota. Era un verdadero fastidio tener que soportar las conversaciones superficiales con las amistades que la mujer se empeñaba en invitar a su hogar para mantener las apariencias y no sólo eso, también era un martirio ver a su padre ignorando sus problemas de salud para evitar las habladurías en el pueblo.

Jimin no entendía como es que para ellos era más importante la reputación de la familia que el hecho de buscar un modo de salir adelante por cuenta propia. Su padre había sido comerciante por varios años pero la edad le jugaba en contra ya, además el hecho de los asaltos en mar abierto que habían sido bastante frecuentes en esos años también habían ido acabando poco a poco con las rutas seguras de traslado.

El Tesoro del Mar (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora