Daemon II

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El príncipe caminaba tambaleante por los pasillos de la Fortaleza Roja, que se encontraban vagamente iluminados por las antorchas. «Maldito vino del Rejo», pensó. Se había pasado el día bebiendo en su recámara, hasta que su hermano lo había hecho llamar a la Sala del Trono, por asuntos de Estado según la bella sirvienta que lo había despertado. «Me paso tanto tiempo con Rhaenyra por las noches que no he descansado en lo absoluto. —emitió un suspiro. —Aunque debe ser lo único que me produce alegría en estos días. Ella y la pequeña mocosa dulce de su hermana, mi sobrina Daena». El príncipe sonrió. «Algún día tomaré a una esposa de verdad y tendré hijos e hijas, quienes me sucederán en el Trono de Hierro». Pensó en esos niños, y sus caras rápidamente se transformaban en la de su sobrina, la princesa Rhaenyra. «Solo es una niña», se dijo a sí mismo. «Pero la niña más hermosa de los Siete Reinos, y ya está florecida. Si no fuera por mi inútil matrimonio, esperaría a que fuera una mujer y la tomaría como esposa». 

Sus pensamientos se vieron interrumpidos al ver a los gemelos Cargyll aparecer por uno de los pasillos dirigirse hacia él, con sus implacables armaduras y capas blancas. 

—Mi príncipe. —dijeron con la voz tensa. —El rey os espera en la Sala del Trono. —expresó ser Erryk... o ser Arryk. Daemon no alcanzó a responder cuando ambos esperaron a que el joven avanzara, para luego escoltarlo. «Esto no me gusta», pensó Daemon. Se sentía gravemente desprotegido sin Hermana Oscura colgando de su cintura. Bajaron innumerables escalones y continuaron caminando por los pasillos hasta llegar a las puertas de la Sala del Trono, las cuales se abrieron lentamente. 

Su hermano se encontraba sentado en la cima del Trono, con la corona dorada que alguna vez había llevado el Viejo Rey brillando a la luz de las antorchas, y su Guardia Real a sus pies. Llevaba el cabello arreglado, y vestía un jubón negro con cuello alto, con el dragón tricéfalo de su casa bordado en hilo de dorado y carmesí y adornado por una cadena de oro. Escima de éste llevaba una gran capa negra con hombreras adornadas con hilo de plata y acero, y lucía una daga que había portado desde el día de su sucesión dentro de ésta. Pero lo que más llamó la atención de Daemon fue que el rey poseía a Fuegoscuro en su regazo, desenfundada. El joven se sentía como un simple plebeyo ante la imagen que proyectaba Viserys. 

—De esta forma hasta luces como un verdadero conquistador, hermano. —dijo sin más, emitiendo una mueca de burla para ocultar su incomodidad. 

—Te dirigirás a mí como «Su Majestad» o «Su Alteza», los títulos que me corresponden, o mi Guardia Real te cortará la lengua. —expresó con desprecio e ira su hermano. Daemon lo miró confundido y divertido. «Nunca me ha pedido algo así, su naturaleza es débil, jamás exige nada». Guardaron silencio por unos segundos, y antes que Daemon pudiera escoger alguna frase para alivianar el ambiente, el rey habló. —Lo has dicho o no. —el joven lo miró confuso. —"Heredero por un día", lo has dicho o no. Tu rey te ha hecho una pregunta. —Daemon suspiró. «Así que de esto se trata», pensó.  

—Todos llevamos el duelo o la pérdida de diferentes maneras... Su Majestad. —el rey se levantó con ira empuñando a Fuegoscuro. 

—Mi familia ha sido completamente destruida. He perdido a mi esposa y a mi heredero, y los dioses me han castigado con una niña enfermiza... ¡Y en vez de estar de mi lado, o el de Rhaenyra, escogiste celebrar tu propio ascenso! ¡Riendo con tus putas y tus falsos aduladores! —el rey tenía el rostro tan carmesí como el dragón de su jubón por la furia. Daemon retrocedió un paso, casi avergonzado. —¡Soy tu único aliado en la Corte, siempre te he defendido! —Daemon empuñó su mano derecha con ira. 

—Siempre has intentado enviarme lejos, al Valle, a la Guardia de la Ciudad, como Consejero de cualquier estupidez que la rata de Otto Hightower te ha sugerido... a cualquier lugar menos a tu lado. —expresó con dolor y furia. —¡Llevas años siendo rey y nunca me has pedido que sea tu Mano! 

Jacaerys x DaenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora