—¿Cuanto trajiste? - habló la voz gruesa del Señor Han.El pelinegro sin contestarle a su padre quitó sus zapatos en la entrada de su diminuta casa, quitó su chaqueta y la dejó tirada junto a sus zapatos y comenzó su camino hacia la cocina.
—Han Jisung. - volvió a llamar.
—Estaría bien que tan pronto entre por la puta puerta me saludes y no pidas de mi dinero - contestó serio, abriendo la nevera para ver que podía comer.
—Dámelo. - exigió el mayor.
—¿Donde esta Beomgyu? - ignoró la exigencia del señor y sacó jamón, queso y otras cosas más para hacerse un sándwich.
—Y yo que voy a saber, es igual que tú, un mal educado que pasa viviendo en la calle día y noche - Jisung levantó su mirada para poder ver a su padre.
Decidió ignorarlo, y comenzó a cortar la lechuga y algunos tomates. No tenía tiempo para discutir con su padre, ni tenía las energías para hacerlo.
Lleva toda la noche trabajando y apenas va amaneciendo, solo quiere comer su miserable sándwich con tranquilidad y descansar para recuperar sus energías, en la noche tiene trabajo nuevamente.
—Necesito el dinero Han Jisung.
—Necesitas buscar tu propio trabajo - respondió enfocado en cortar los ingredientes para su comida.
—¿Quieres que te lo saque de la mala forma? - vió a su padre acercarse y rápidamente levantó el cuchillo afilado, amenazado a su padre con este, y haciendo que el señor no se mueva de su sitio.
Su familia es extraña, se amenazan de muerte pero se mantienen unidos, han llegado a los golpes pero se mantienen unidos. Se odian todos, pero aún así se mantienen unidos y es que en este mundo solo se tienen a ellos tres, Jisung, el Señor Han y el hermano menor de Jisung, Beomgyu.
La madre los abandonó y se llevó todo con ella, incluyendo la casa dejando a su ex esposo e hijos en la calle. Jisung tenía solo quince años en ese entonces y desde ese mismo día tuvo que hacer de todo para poder llevar el pan de cada día a su casa.
Su padre, un alcohólico inservible, y su hermano menor, quien se ha convertido en un adolescente mal educado que no tiene más remedio.
Y entonces está Jisung, quien tuvo que aceptar el primer trabajo que se le presentó y aunque es lo que ha mantenido a la familia con un techo sobre su cabeza, lo odia.
El hecho de que viejos asquerosos pidan bailes apartes y que aprovechen manosearlo y decir cosas asquerosas lo hacia querer vomitar. Aún odiando su trabajo, tiene una buena fama y consigue muchos clientes cada día, todo por su cuerpo y movimientos.
Jisung sabe que tiene un buen cuerpo y saca uso de él, buen uso, muchos dicen. Es su cuerpo que le da para las deudas de la casa, para la comida de la casa y los estudios de su hermano.
La puerta principal se abrió y Jisung dejó todo en la cocina para ir a ver a su hermano, notablemente ebrio, dejando sus cosas tiradas en la entrada principal.
—¿Donde carajos estabas? - interrogó con voz molesta el hermano mayor.
—A ti que te importa - respondió el menor, le pasó por el lado a Jisung para irse a su habitación.
Tomó al menor por el antebrazo y conectó miradas con el. —¿Donde mierda estabas? ¿Se te olvida que tienes clases? - el menor solo lo miraba, y eso solo hacía enojar a Jisung porque no respondía a su pregunta. —¡Contéstame mierda!
—Yo no tengo porque darle explicaciones a una puta como tú - el agarre de su antebrazo fue intercambiado por un jalón de pelo, haciendo que el hermano menor suelte un grito. —¡Mierda, suéltame!
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Dirty Body
RandomJisung vende su cuerpo para poder mantener a su hermano adolescente y su alcohólico padre y Minho es uno de los narcotraficantes más respetados del país.