Capitulo 48

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Cloe

Me siento cansada, derrotada, inútil sin valor y sentirme así me quita fuerzas con eso en mi pecho un gran vacío que solo se llena con algo o más bien... ¿que me pasa? Yo puedo con esto y mucho más <<repítelo a ver si te lo crees>> respiro hondo tratando de no dejar salir las lagrimas que cristalizan mis ojos amenazando con salir y hacer de mi todo lo soy ahora: nada.

Estoy en Marsella desde hace dos semanas cuando vi a Klein parado en la recepción del edificio donde vive mamá cuando estaba apunto de entrar. Huí del lugar de inmediato con el corazón cabalgándome en el pecho por el miedo de ver a Carter.

Verlo sería un golpe que no sé si pueda recibir. No quiero ver sus ojos arrepentidos y sus palabras llenas de mentiras disfrazadas con sinceridad. No quiero ser débil ante él y que sepa cuánta falta me hace, cuánto lo necesito, las noches que he deseado que todo sea una pesadilla para poder volver a él...

Nada es un sueño y esto no es una pesadilla, es mi vida real donde estoy enamorada de un hombre con una especie de amor raro porque su forma de amarme duele. Mucho. Él te hace sentir que podrías estar a su lado sin importar nada pero cuando ves que las heridas que está causando te están desangrando y que si no te alejas vas a morir.

No queda mas opción.

Lo amo pero más me amo a mi.

Y así tenga que seguir mi vida sin corazón porque no pueda sacarlo de él lo haré.

¿Fácil? No, claro que no lo será y ojalá todos los días pueda tener esta convicción sería menos doloroso.

Mi convicción, fuerza y razones se van cuando recuerdo que será papá.

Papá.

En unos años va tener una persona que le dirá papá y no saldrá de mi, no será mío como lo dijo.

Me mintió aun sabiendo que yo no sería la madre de su hijo. Otra vez me vio la cara de estúpida creyéndose más inteligente hasta el punto de creer poder ocultar  un hijo.

A caído la noche y se me va como todos estos días; un tortura. Cada minuto pasa como si fueran horas y hace de mis días más lentos.

Salgo del hotel en busca de un lugar para comer admirando lo hermoso de la cuidad. Nunca imagine estar acá tampoco lo pensé a lo hora de pagar el vuelo solo necesitaba el que saliera lo antes posible y logré este pero no me arrepiento.

Camino por las calles aferrándome a mi chaqueta porque hace un poco de frío viendo los lugares que tengo al frente que es una zona de restaurante tratando de elegir donde comer hasta que me decido en un que se ve más reservado que los demás.

Entro y soy atendida por un chico muy atento él que me dice la especialidad de la casa que pido sin dudar aún sin saber cómo es, pero habla con una devoción que con solo escúchelo me dio hambre, la que me ha faltado los últimos días.

Se va con mi orden y regresa medio hora después con los platos en la charola y los deja en la mesa. Cuando se va empiezo a comer.

—¿Cloe?— escuchó una voz conocida que los nervios me hacen no querer voltear a ver—¿Cloe Paterson?

Siento que se hacer a mi pues viene desde mi espalda la cual no me atrevo a voltear para dar el frente y cuando alzo la mirada ya lo tengo al frente.

Abro los ojos al ver el bastón y su delgada figura con una sonrisa pero no como las últimas en parís.

—Sabía que Heras tu— dice cuando pongo mis ojos en él sin dejar de detallar su figura que se ve desmejorada a la última vez que lo vi— Si me veo mal lo sé— nota las molestias preguntas de mi mente en mi cara— Pero ya me estoy recuperando, créeme estoy mejor ahora después de lo de parís.

Más sexo menos amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora