Capitulo 51

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Carter

Mis ojos recorren las caderas de la mujer que baila sensual mientras otra me la chupa queriendo darme el clímax que hace mucho no siento.

Cierro los ojos y veo esos ojos grisáceos, sus labios carnosos que muerde lentamente, sus culo redondo y firme que me gustaba palmear y dejar la marca de mis manos en el, sus senos no tan grandes ni pequeños, teniendo el tamaño perfecto para rellenar mis manos cuando los apretaba.

Muerdo mi labio y apretó el cuero del asiento al sentirme sofocado.

En mi mente empiezan a pasar todas y cada una de las veces que la hice mía y gemía mi nombre sin control, cuando ronroneaba sin voluntad cuando él orgasmo la golpeaba, como mi miembros se bañaba con su jugos.

Mi cuerpo se tensa y pierdo la noción del tiempo y de donde estoy.

El sabor de su dulce coño en mi boca hace que la garganta me duela de la resequedad que siento.

Me condenó.

Ella me condenó a una vida sin ella, a solo soñarla como mi mayor fantasía, la cólera me carcome y la sien me palpita de la ira al recordar el tiempo que he estado sin ella. Extiendo mi brazo tomando el cabello de la rubia que me la chupa y se la meto hasta la garganta con ira y furia.

Me aprieta las piernas para que la suelte pero no lo hago le doy más duro buscando el orgasmo que no llega y está cada vez más lejos cuando vuelvo a mi realidad y percibo el lugar donde he estado hace más de un mes metido.

Sus lágrimas bajan por sus mejillas y está roja. Una sonrisa macabra brota de mis labios cuando la suelto y se aparta de golpe tosiendo como loca en busca del aire que le faltaba.

—Ni para mamarla bien sirves— escupo cuando me acerco y la tomo del mentón con brusquedad—creo que ser puta no era tu profesión— lamo la lágrima que suelta disfrutando de su odio al mirarme.

Ya me canse de estar en este lugar. Tengo semanas aquí metido resolviendo solo necesario y embriagándome hasta perder el conocimiento.

No haberme corrido hace que mi  genio no sea el mejor y mala suerte a quien se me cruce hoy.

Entro a la ducha, paso el tiempo necesario para quitarme toda la suciedad de la orgía de ayer <<estuvo buena pero nada se compara con....>> sacudo la cabeza para dejar de pensar en ella aunque sería mejor arrancármela.

Odio haberme vuelto tan vulnerable, débil, sensible así no soy yo. Nunca lo fui y ahora que el poder está en mis manos no será distinto.

Esa mujer para mi está muerta y si ella eligió alejarme yo elijo olvidarla <<si como no>> alega mi conciencia. Lo he hecho en este tiempo no la he buscado más, decidí dejar de lado eso y seguir con mi vida.

Salgo ya vestido en busca de mi auto encontrándome a Klein en la puerta esperándome.

—Señor— saluda cuando llegó a donde él— tenemos problemas que solo puede resolver usted.

—¿No pueden resolverlo ustedes por eso solo dos?— me subo al auto y hace lo mismo.

—Los Biachi no quieres seguir con el tratado al menos que cámbielos las ganancias— explica cuando arranca— dicen que solo acepta 60%/40%

—Les estorba respirar.

—estamos en conversación con ellos hace una semana y hemos hecho de todo pero no seden.

—Llámalos, hablaremos hoy.

—Y si no quieren.

—Lo harán— sentenció.

Más sexo menos amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora