Parte cuatro

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Solo puede ver una mínima parte de su cuerpo, pero el hecho de que la luna también se filtre por la ventana de Harry le permite observar cómo este respira agitado y su ceño está profundamente fruncido.

¿Lo había despertado y estaba molesto por ello?

"H-harry, yo..."

"¿Estás bien?" Harry repara en sus lágrimas y sus cejas se alzan con preocupación. "Oh, no."

Louis no se espera el siguiente movimiento, pero sentir cómo Harry lo refugia en su pecho con sus fuertes y seguros brazos a su alrededor le devuelven una calma que necesitaba imperiosamente.

Su corazón sigue latiendo extrañamente, pero se relaja cuando su cuerpo es alzado sin esfuerzo y Harry lo tiene enganchado a su cintura con una dulzura impecable. Lo sostiene como a una escultura de cristal y Louis se lo agradece abrazando su cuello de vuelta.

"Estaba muy asustado...", murmura nervioso en su piel.

"Ya está, cariño. No tiembles más, por favor, respira." La voz de Harry es tan gentil y suave que Louis no está seguro de no estar derritiéndose ahí mismo. "Estás conmigo. No pasa nada."

"No había luz e intente e-encender el osito, pero se cayó y–...", las caricias de Harry en su espalda calman sus tartamudeos y cierra los ojos sintiéndose a salvo. El olor del alfa es tan agradable. "Siento haberte despertado."

"No me has despertado, no te preocupes. No podía dormir." Louis agradece no poder verle la cara correctamente, pues un silencio demuestra que ambos saben el porqué de la falta de sueño en ambos.

¿Por qué tiene que ser así? Es tan injusto que Harry no le vea como su pareja.

"Yo tampoco", admite sin hacer ningún amago de bajarse de sus brazos. No quiere irse de su lado bajo ningún concepto.

Harry parece leerle la mente al instante.

"Quédate a dormir." La frase lo descoloca, pero su omega le suplica que acepte. No piensa negarle algo que tanto ansían ambos.

"Sí", contesta mirando a su cara ínfimamente iluminada. Sus manos se colocan en sus mejillas y cree ver una pequeña sonrisa en su rostro. "Me sentiría mucho mejor."

El alfa no lo duda ni un segundo y lo lleva hasta la cama. Su estómago se contrae al imaginarse en otra situación muy diferente, con Harry tumbándolo en su colchón para hacer mucho más que dormir.

Lo que daría por experimentar las manos del rizado en su cuerpo de manera lujuriosa al menos una vez en su vida.

Sin embargo, Harry no lo besa de forma apasionada cuando lo recuesta encima de las sábanas con olor a cielo y galletas recién horneadas, sino que se dirige al otro lado de la cama y se tumba con cuidado a su lado.

El silencio no es cómodo y Louis odia saber qué es por su culpa.

"Lou", lo llama Harry a su lado. "Puedo encender una vela si quieres. Tengo una en el salón."

"No", responde con su corazón desbocado al imaginarse solo en la habitación. Su mano encuentra la de Harry y la aprieta con fuerza. "No te vayas."

"Vale, tranquilo", lo calma el alfa. Su mano es elevada y sentir un beso en el dorso de esta hace que su olor se vuelva más dulce y que un desastre se forme en lo bajo de su vientre. "¿Puedo abrazarte?"

Eso es la gota que colma el vaso.

Harry jamás le ha pedido permiso para abrazarle y le quema por dentro provocar que el alfa actúe inseguro a su alrededor. Es por ello que se pega a más no poder al cuerpo cálido del alfa y entierra su rostro en su pecho ancho y desnudo.

Tu refugio || l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora