Dos palabras

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      Por fin le habían levantado el castigo. Pero su madre no le permitía salir con mucha frecuencia, sino era acompañada por su hermana mayor. Así que las siguientes semanas se nos hizo difícil pasar tiempo juntas, a solas…

Tuve que contentarme con verla desde lejos. Me pasaba horas enteras, cobijada tras el sauce llorón, observando su ventana…, observándola a ella…

Y riéndome de sus ocurrencias… Las últimas veces había optado por comunicarse conmigo a través de carteles, (yo no tenía celular y a ella su madre se lo había sacado) por lo que terminé llevando a esas “citas” , hojas de papel que le había robado a mi padre, en un descuido suyo.

Ella me escribía cosas como…

hoy soñé contigo” , “te extraño”, “¿te estás portando bien?”

Y cada uno de sus carteles iba acompañado de una cara especial…que me hacía reír, sonrojarme o querer trepar hacia su ventana y comerle la boca a besos… Sin embargo, trataba de poner cara de calmada y le respondía cosas como: 

Yo sueño contigo desde mis vidas anteriores”, “Yo te extraño más”, o “¿Cómo está Joy?”

Y cada vez que le mostraba el cartel con esa pregunta, su cara se transformaba, hacía puchero como una niña chiquita y se escondía un rato largo detrás de las cortinas, sólo me dejaba ver su cabello oscuro como la noche y sus largas y tentadoras piernas, que me torturaban con su belleza…

Así que cuando volvió a mirarme la última vez, levanté el cartel para que lo viera y lo rompí en varios pedazos… Y ya no volvió a esconderse de mí…

Era Lunes, casi medianoche, faltaban unos segundos para las doce según mi reloj, así que le hice señas de que me iba y le mostré un último cartel…

“¡Feliz cumpleaños!”

A pesar de la distancia, vi en su rostro que se emocionó…, alcancé a notar que se secó una lágrima y por breves momentos desapareció. Cuando volvió me mostró un nuevo cartel…

“¡TE AMO, MI KHAN!”

Tragué saliva y me quedé inmóvil… Las primeras dos palabras me estremecieron de placer pero las últimas dos, me provocaron un sentimiento contradictorio, sabía que yo era Khan, o mejor dicho lo había sido alguna vez, pero por un segundo una sombra de duda y miedo se apoderó de mí y sentí que ella le estaba diciendo “te amo” a otra persona…y no a mí…

 La miré por un par de minutos, sin moverme, sin decir nada… Ella seguía con su cartel en alto y aguardaba… Yo sabía que estaba esperando mi respuesta… Pero por alguna razón, yo no le quería responder…Aproveché un aguacero repentino que se desató, le hice señas para que entendiera que me tenía que ir y la dejé allí, con una mirada herida, haciendo un esfuerzo enorme para que no la viera llorar…

Yo también estaba llorando pero ella no alcanzó a ver mis lágrimas…

El retorno (Girl Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora