Después de años viviendo en una mentira Leah Granger finalmente sabe la verdad, el mundo mágico ahora sabría el horror que traería un simple error del destino.
Desde el principio el destino decidió que esos dos reinos jamás debían unirse, pero nunca...
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❝El baile de los desaparecidos❞
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Harry Potter nunca fue un rey muy típico, ni siquiera un príncipe típico, jamás disfrutó de las fiestas, bailes y desfiles, jamás quiso ser el centro de atención pero se acostumbró a serlo por el bien de su reino, aunque aún hoy en día escapaba, cada que podía, de una fiesta.
Es por eso que acabó vagando por el castillo de Dragonstone en medio de la noche mientras huía de su esposa y el deseo de ella de bailar todo el rato, cosa que él jamás disfrutó hacer, trató de alejar su mente de la fiesta y fue cuando vio una habitación con la placa "Princesa Leah P. Malfoy".
–¿Leah?–Llamó tocando la puerta de la habitación, con suerte su ahijada estaba ahí y podría hablar con ella tranquilamente–¿Leah, pequeña, estás?–
Nadie respondió, pero como la puerta estaba abierta pensó en ver si tal vez lo estaba ignorando, podría darle el regalo que le había traído y tal vez alcance a disculparse con ella antes de que lo saquen de la habitación.
Pero al entrar se dio cuenta de que aquella no podía ser la habitación de Leah, primero estaba decorada totalmente de color rosa cosa que su ahijada detesta, segundo había mucho polvo y tercero habían muchos cuadros antiguos.
–Pero...–El Potter rápidamente se acercó a un cuadro en medio de una pared–¿Papá?–Murmuró sin creerlo.
James Potter sonreía en el cuadro, junto a él estaba una chica rubia que lo abrazaba, al lado de ellos estaba Sirius haciendo una mueca graciosa y finalmente Remus Lupin abrazando a un pequeño Peter Pettigrew.
–¿Qué haces aquí?–Soltó alguien con un tono muy rudo.
El viejo rey de Dragonstone entró con una muy mala cara y cerró la habitación de un portazo, apuntó al azabache con la varita y lo alejó de los cuadros pintados a mano de la pared.
–Rey Lucius, no pretendía ofenderlo–Se apresuró a decir el rey de Storm's End–So-solo pensé que esta era la habitación de Leah y quería darle un obsequio–
–¡Mi nieta no necesita nada de ti, ni de nadie de tú maldita sangre!–Continuó gritando Lucius–¡Lárgate, no quiero que dañes nada!–
