02 | inglaterra en regreso

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Arabella

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Arabella

—Desperté con los primeros rayos de sol filtrándose a través de las cortinas, bañando la habitación de mi nuevo apartamento en Inglaterra con una luz suave y cálida.

Habían pasado unos dos meses desde que firmé el contrato de este lugar, después de una búsqueda exhaustiva que parecía interminable.

Había llegado a Inglaterra hace dos semanas.

Encontrar un espacio que encajara conmigo, fue una tarea desafiante.

Quería un lugar que se sintiera como un hogar, un santuario personal donde pudiera residir de forma tranquila.

Me levanté de la cama, hoy tenía planes especiales; un desayuno con Bethany y María Gabriela. Ellas habían sido mi faro en los momentos más oscuros, y ahora, viviendo en Inglaterra, su presencia era una fuente constante de alegría y apoyo.

Mientras me arreglaba para salir, los recuerdos de Lisboa cruzaban mi mente. La muerte de mi madre había dejado un vacío en mi vida, y la soledad de la ciudad que una vez llamé hogar se había vuelto insoportable.

Amaba lisboa, amaba portugal, pero empezaba a sentir que todo lo relacionado a eso me deprimía. Mudarme aquí, donde mis amigas ya habían echado raíces, parecía el paso correcto. Era una oportunidad para cerrar un capítulo doloroso y comenzar uno nuevo.

Al entrar al café, el aroma del café recién hecho y el murmullo de las conversaciones me envolvieron como un abrazo cálido.

Mis ojos buscaron y encontraron rápidamente a Bethany y María Gabriela, quienes ya estaban sentadas en una mesa junto a la ventana, sus rostros iluminados por la luz suave del sol matutino. Y al verme, sus sonrisas se ampliaron y sus brazos se abrieron en gestos de bienvenida.

"¡Ara!" exclamaron ambas al unísono, mientras nos fundíamos en abrazos que hablaban más que mil palabras.

La emoción de vernos después de tanto tiempo era palpable. Era como si cada abrazo intentara compensar todos los días que habíamos estado separadas.

Nos sentamos y, casi de inmediato, la conversación fluyó con la facilidad. Hablamos de todo y de nada, de los pequeños detalles de la vida cotidiana y de los grandes cambios que habíamos experimentado.

Como si el tiempo no hubiera pasado, charlábamos sobre todo lo que nos había ocurrido. Las risas y las confidencias llenaron el aire, creando una burbuja de felicidad en nuestro pequeño rincón del mundo.

En un momento de pausa, Bethany me miró con esos ojos que siempre parecían ver más allá de la superficie.

-Ara, ¿Que piensas hacer acá? ¿No piensas volver al modelaje?- preguntó, su voz llena de curiosidad y un toque de emoción.

Respiré hondo, buscando las palabras.

-No lo sé, Beth- admití, sintiendo la sinceridad de mi incertidumbre. -Parte de mí extraña el modelaje, pero aun no sé si es lo que quiero- hice una pausa -no he pensado en nada todavía.-

ARABELLA. Phil FodenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora