01 | Malas heridas [Prologo]

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—El momento en que me enteré de la noticia fue como un golpe directo al alma. Me sentí traicionada, como si el suelo se abriera bajo mis pies y me tragase en un abismo de desconfianza y dolor. La imagen de Phil, la persona en la que había depositado mi amor y confianza, entrelazado en un engaño, me consumía por dentro.

Cada palabra de los rumores era como una daga que se retorcía en mi corazón. Me sentía vacía, como si una parte esencial de mí se hubiera ido con esa revelación. La tristeza me envolvía en una neblina densa, y la soledad se sentía más fría y profunda que nunca. Era una mezcla de ira, confusión y una profunda decepción que me hacía cuestionar cada momento compartido, cada promesa susurrada.
La humillación pública era insoportable.

Pero más insoportable era la duda.

En aquellos momentos no podía simplemente creer en los noticieros y rumores, tenia que confirmarlo de alguna forma.

Deseaba con toda mi alma que todo fuera un simple malentendido, y que realmente era otro de los muchos rumores callejeros, pero la confirmación de Bethany fue el último clavo en el ataúd de mi relación con Phil.

Beth, había ido a la fiesta en que sucedió todo.

No era solo un rumor sin rostro; era una traición presenciada por los ojos de una amiga.

Cuando Bethany me contó lo que había visto, su voz temblaba, sabiendo que las palabras que estaba a punto de decir cambiarían mi mundo para siempre.
Me sentí devastada. La realidad de la infidelidad de Phil se hizo tangible, ineludible. No eran solo titulares sensacionalistas; era la verdad cruda y dolorosa. Bethany, con lágrimas en los ojos, me relató los detalles, y cada palabra era como un eco en un vacío que se expandía dentro de mí.

La confianza es la columna vertebral de cualquier relación, y en ese momento, sentí cómo se desmoronaba. La duda se había convertido en certeza, y con ella, la necesidad de enfrentar la realidad y tomar decisiones difíciles

Sentir que los ojos del mundo estaban sobre mí, juzgando y murmurando, me hacía querer desaparecer.

En medio de ese torbellino de emociones, encontré un refugio en mis amigos y familiares, quienes me ofrecieron su hombro para llorar, su tiempo para escuchar, y su amor incondicional para recordarme que, a pesar de todo, no estaba sola.

El dolor fue el catalizador de un cambio profundo en mi vida.

Me hizo cuestionar todo lo que había conocido, todo lo que había construido. La traición no solo me rompió el corazón, sino que también me abrió los ojos a una realidad que había ignorado durante demasiado tiempo: necesitaba encontrarme a mí misma lejos de las expectativas y las presiones del modelaje.

Así que tomé la decisión más difícil, pero también la más liberadora, de mi vida.

Dejé atrás las pasarelas, las sesiones de fotos, y los aplausos. Busqué refugio en la tranquilidad, en la soledad que me permitía escuchar mi propia voz, esa que había sido ahogada por el ruido del mundo exterior.
Me dediqué a sanar, a reconstruir mi autoestima y a redescubrir mis pasiones. Aprendí a valorar las pequeñas cosas, a apreciar la belleza de la vida cotidiana, y a encontrar la felicidad en mi propia compañía.

Con el tiempo, esa herida comenzó a cicatrizar, pero nunca olvidaré la intensidad del dolor que sentí en aquellos oscuros días.

Después de un tiempo de introspección y crecimiento personal, he encontrado la fortaleza para volver a abrir las puertas al mundo del modelaje.

La sanación ha sido un viaje largo y, a veces, solitario, pero me ha enseñado mucho sobre mí misma y sobre lo que realmente valoro en la vida.

Ahora, con una nueva perspectiva y un renovado sentido de propósito, estoy lista para retomar mi carrera. No es solo un regreso a lo que una vez conocí, sino un paso adelante hacia nuevas oportunidades y experiencias.

ARABELLA. Phil FodenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora