Después de los últimos días que parecían interminables, necesitaba un respiro, algo que me recordara que no todo estaba patas arriba.
Lo único que me distraía de todo el revuelo de Etihad y mis problemas familiares era hablar con Erick. Aunque Maria Gabriela y Bethany siempre intentaban hacer espacio en su agenda, ambas tenían cosas de qué preocuparse, y no siempre tenían tiempo para hablar, así que pasar tiempo con Erick se había vuelto una especie de rutina.
Aun así, el hablar en el café no siempre era factible, nuestras charlas comúnmente se veían interrumpidas por algún cliente y el estar hablando en su horario laboral no era lo mejor.
Fue así como terminé invitando a Erick a mi casa. Habíamos pasado mucho tiempo en el café, hablando de todo un poco, y sentí que la conexión entre nosotros se había hecho más fuerte, así que, cuando me sugirió cocinar juntos, no lo dudé.
En realidad, era más él cocinando y yo observando, pero me gustaba la idea de estar allí, en la cocina, riéndome de mis propios intentos fallidos por cortar vegetales o seguir sus indicaciones. Él tenía una paciencia increíble, y lo hacía todo parecer fácil.
Mientras él movía la sartén con destreza, mezclando los ingredientes, me di cuenta de que por primera vez en mucho tiempo, las cosas estaban mejorando, al menos un poco. El ambiente en mi apartamento, el sonido de la comida cocinándose, y las bromas de Erick, todo contribuía a que me sintiera bien, casi como si las preocupaciones quedaran fuera de la puerta por unas horas.
—Eres terrible en la cocina, ¿lo sabías? —me dijo con una sonrisa mientras me pasaba un trozo de zanahoria recién cortada.
—Yo te lo advertí—le respondí, mordiéndome el trozo de zanahoria y sintiendo la risa burbujear en mi pecho. Era una sensación extraña, pero bienvenida.
En esos momentos, en los que la vida parecía más simple, me di cuenta de lo mucho que necesitaba estos pequeños momentos de normalidad, algo que me recordara que, aunque el mundo a veces se siente caótico, hay cosas que todavía pueden salir bien.
Mientras Erick seguía con la preparación, decidimos hacer una pasta con salsa casera. A medida que picaba los ingredientes, comenzamos a hablar sobre las cosas más triviales, casi como si estuviéramos en un programa de cocina improvisado.
—¿Sabes qué? —empecé, mientras intentaba de manera torpe abrir una lata de tomates pelados—. Esto no es tan diferente de los reality shows de cocina que veo en la televisión. Solo que en vez de un jurado, tengo a ti juzgando mis habilidades.
Erick soltó una risa mientras revolvía la salsa, el aroma a albahaca y tomate llenando la cocina.
—En realidad, sí. Aunque, si fuera un jurado, no te daría puntos extra solo por intentarlo —dijo, dándome un codazo amistoso mientras le pasaba el cucharón—. Pero, en serio, si alguna vez quieres llevar esto a un nivel profesional, podrías intentarlo. Solo asegúrate de no picar los ingredientes como si estuvieras usando una katana.
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ARABELLA. Phil Foden
FanfictionArabella está tratando de reconstruir su vida en una nueva ciudad tras dejar atrás una carrera exitosa y una dolorosa ruptura. Mientras lucha por encontrar su camino, un inesperado regreso al modelaje y un reencuentro con viejas amistades la llevan...