CAPÍTULO DIECINUEVE

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El sol, como siempre, estaba molestando el sueño de millones de personas, despertandolos de sus mejores sueños, o salvando los de pesadillas...

Naruto abrió los ojos de golpe, su Rinnegan Eterno activado. Estaba, otra vez, en otra tierra, ya le había pasado una decena de veces cuando obtuvo el Rinnegan Eterno, cada vez que el sueño le ganaba y dormía solo por unos segundos, despertaba en otra tierra después de tener unos sueños, más que sueños, son como recuerdos.

Mirando a su alrededor, notando que estaba en el Monte Hokage de esta tierra, tendría que estar en la otra tierra pronto, pero quería divertirse un poco. Naruto se levantó y arrancó un trozo de piedra, dando un salto para ver la aldea; estando en una buena altura, Naruto miro el Monte, observando como su cara de adulto aún no estaba terminada. Habían algunos trabajadores que apenas la estaban esculpiendo, sonriendo con malicia al sentir el chakra de su otro yo y de su obsesión, le iba a dejar un regalito a su contraparte.

Ya había registrado los datos de la tierra gracias al trozo de roca. Con una puntería de punta, Naruto lanzó el trozo de piedra hacia la Torre Hokage.

Al momento del impacto, el trozo, que estaba cubierto de chakra corrupto por parte de Naruto, hubo una explosión, destruyendo gran parte de la Torre y dejando una ola de pánico. Dando una risita baja, sintiendo varios chakras alterarse por el susto, confusión y sorpresa, entre ellos su contraparte. Naruto ya tuvo suficiente, anotando el número de la tierra en sus notas holográficas. Aún con el Rinnegan Eterno activado, abrió un portal y entro para ir a casa...

Llegando a casa, a su apartamento en el Barrio Rojo. Naruto soltó un suspiro cuando cayó al sofá, aliviado de estar en casa. Al ver la hora en el reloj que tenía en la mesa de centro, ya son las 7:23 de la noche. Tomando el control de la televisión para ver qué había. Él tenía una pereza de cocinar, no habrán pruebas en su nuevo equipo por tres dias, un merecido descanso después de esa prueba de supervivencia.

Mirando una telenovela que estaba entretenida. Naruto si se levanto para hacer maíz para una mejor experiencia. Sin despegar la mirada de la televisión, él hizo maíz con mantequilla y otros con caramelo en tazones diferentes. Naruto tomo otro plato hondo para combinar las palomitas. Pasaron unos minutos y la telenovela había terminado. Naruto tiro el plato con molestia al ver el final del capítulo, murmurando cosas sobre hombres mentirosos y saliendo del apartamento para distraerse con su obsesión.

Llegaron las 8 pasaditas de la noche, casi las 9. Una pequeña ojiperla estaba caminando por la calle, regresando a su casa después de un largo día de entrenamiento con su equipo. Con las manos juntas, con la mirada baja y algo nerviosa por el ruido de las calles. Su mirada subió para ver una tienda de dulces, por suerte tenía algo de dinero para comprar un rollo de canela y algo para tomar. Hinata iba a entrar a la tienda, pero se detuvo cuando escuchó que alguien la llamaba, pero estaba muy cerca y con una presencia fría.

Girando la cabeza con lentitud y algo temblorosa, teniendo miedo de la presencia. Al darse cuenta que era su mejor amigo y enamorado secreto, su mirada de miedo se volvió una de felicidad y timidez, sus mejillas pecosas de pusieron rojas al tenerlo tan cerca.

-buenas noches, Hinata...- *Naruto la saludo con una sonrisa visible.*

Naruto: Un Largo ViajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora