CAPÍTULO VEINTIDÓS

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No te creo. Espetó Sasuke, después de escuchar la historia de Naruto.

No es importante si lo crees o no, la única opinión que me importa es la de Mina.– Dijo Naruto. –Ya no hace falta que te preocupes, Mina...

¡Eres un tonto! ¿Por qué te demostraste tanto?– Mina se le acercó, encarandolo. Se había preocupado mucho por él, y él estaba tan relajado que le daba nervios. Lya estaba un poco pensativa, pero se puso del lado de Sasuke.

El día terminó y llegó la noche. Kentaro aún no despertaba, pero Mina ya estaba bien gracias a Naruto que la estaba curando secretamente al enviarle chakra de Kyūbi. Estando en lo alto de un árbol donde había un espacio en su tronco. Sasuke estaba molesto, mirando de vez en cuando a Naruto, aún sin creer en su historia.

Haré unos Kage Bunshin para que vigilen el área. También mandaré un par de grupos para que tomen nuestra forma y busquen un pergamino, ¿qué les parece?

¿No gastarías mucho chakra?– Preguntó Lya a su hermano.

Negando con la cabeza. –No importa. Pero, ¿qué opinan?– Volvió a preguntar, mirando a sus compañeros.

Sasuke soltó un suspiro, se acostó y se giró, no queriendo escucharle más, ni a los demás. Lya y Mina se miraron, luego miraron a su hermano. Ambas dijeron que sí.

Asintiendo un poco, Naruto hizo la sello de mano, aunque ya tenía los Kage Bunshin desde hace rato. Ya había recolectado un par de pergaminos, también estaba siendo un acosador con Hinata y con Kabuto; con Hinata estaba vigilando la con una copia transformada en un búho, y con Kabuto una copia transformada en serpiente. Naruto estaba recolectando información para el día de la invasión de Orochimaru, además de planear algo muy bueno.

Todos se alistaron para dormir con más tranquilidad. Aunque no duró mucho, Kentaro se había despertado de una manera muy fea y con un fuerte grito.

Al día siguiente, Naruto fue el primero en levantarse. Disperso a unos cuantos Kage Bunshin que no obtuvieron mucho, pero mando a los demás a que dejaran los pergaminos en un lugar seguro y cercano a la torre. Preparando un plan para el equipo de Oto. Pasaron unos minutos, Naruto despertó a los demás y se prepararon para irse, contándoles de paso que ya tenía los pergaminos.

Con ánimos renovados, el equipo siete se puso en marcha. el equipo ocho estaban acechando a otro equipo, uno de Suna. Kiba estaba pendiente de ellos junto son Akamaru, al igual que Shino con sus insectos acercándose a los pies del otro equipo, Hinata con su Byakugan, lista para ver si venía otro equipo.

El pelirrojo parece ser el más débil, ¿no crees, Shino? Esa calabaza en su espalda se ve pesada...

No lo creo, Kiba. Respondió Shino en voz baja.

¡V-Viene otro equipo...!– Hinata se ocultó un poco más en los arbustos, sus otros compañeros hicieron po mismo. Moviendo un poco para ver que iba a pasar.

El equipo de Suna miraron como otro equipo llegaba, uno de Kumo. Algo raro viendo que Kumo y Konoha no eran tan amigos, o eso pensó la única chica de Suna. Una chica rubia con cuatro moños en su cabello, ella miró a los recién llegados con una sonrisa algo arrogante.

¿Qué creen que hacen? Quítense del camino.– Dijo la chica.

Callate, niña. Solo queremos su pergamino y nadie saldrá lastimado. Ustedes no saben con quienes se metieron.– Espetó lo que aprecia ser el líder del equipo. Un pelinegro.

Naruto: Un Largo ViajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora