CAPÍTULO OCHO

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Sin saber desde cuándo está en ese lugar. No sabía que hora era o cuánto tiempo a pasado.

El silencio de ese lugar podía enloquecer a cualquiera. Pero ya había pasado un buen rato y no le pasaba nada, tal vez...

El único recuerdo que tenía; una niña en sus brazos, o la estaba abrazando? Ella daba una sonrisa, o estaba llorando? Le decía unas palabras, o no le decía nada? Ya no se acuerda si la chica tenía el cabello negro o castaño, ya no se acuerda de lo que había pasado. La chica lo estaba atacando, o él a ella? Ya no se acuerda.

Ya no se acordaba si era un familiar o una desconocida. Mejor dicho, ha pasado tanto tiempo en ese lugar que ya se había olvidado de la mayoría de su vida.

Pero algo estaba pasando en el oscuro entorno. De ser un negro total, a un blanco, dejando un poco ciego a Naruto por el cambio repentino. Y, al parecer, había tocado el suelo, sorprendiendolo un poco. Al menos no se le había olvidado caminar. Levantándose con dificultad, Naruto miro a su alrededor, adaptando sus vista.

Vio como un árbol, parecía que alguien lo estaba dibujando. Después de unos segundos, el árbol ya era uno real. Otro árbol se dibujo, luego otro y otro, pero también se dibujaron algunas casas, y personas! Naruto no sabía lo que estaba pasando, de la nada se estaba formando una cuidad. Una mujer lo había traspasado: como un fantasma.

Comprendiendo que no estaba ahí físicamente. Naruto empezó a recorrer el lugar, y como si sus pies supieran en donde ir, Naruto llego a un gran edificio. Habían muchas personas en la entrada principal, muchos niños con sus padres o tutores. Parpadeando un poco, le daba una sensación de deja vu. Mirando a su lado izquierdo, vio como un chico rubio estaba en un columpio, mirando con tristeza al grupo de personas...

Acercándose al chico, Naruto abrió los ojos de la sorpresa al darse cuenta de que era él mismo. Le iba a hablar, sabía que no l iba a escuchar pero, qué perdía si lo intentaba? Lo iba a hacer, un "hola" seria suficiente, pero un hombre de cabello celeste claro lo interrumpió...

El hombre y el chico hablaron por un rato. El chico parecía feliz, ingenuamente feliz. Naruto miro como el hombre se iba y el chico también. Siguiendo al chico... La noche llegó, Naruto estaba viendo como el chico se llevaba un enorme pergamino, incluso el pergamino era más grande que el chico. El joven rubio se fue; dirigiéndose al bosque, Naruto lo siguió. Le daba curiosidad por la sensación familiar de haber vivido esto. Aún no se podía creer que era él, en una versión niño, y feliz.

El chico llegó a un pequeño claro, con una cabaña en el, aunque ya estaba algo vieja y abandonada. Naruto miro como el chico estaba leyendo el pergamino y empezó a ser unas señas de mano. Y así fue por un par de horas, Naruto vio como un hombre de piel morena se acercaba al chico...

Después de unas buenas horas. Naruto estaba viendo con una leve sonrisa al chico y al moreno en un abrazo, el chico tenía una bandana en su frente, llorando de la felicidad.

Naruto: Un Largo ViajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora