1

2.6K 52 4
                                    

PVD CHIARA

No sé cómo llegué a este punto; supongo que fue una seguidilla de malas decisiones. Ahora, al mirar hacia atrás, solo puedo pensar en lo tonta que fui y en cómo pude arruinarlo todo.

Un día tienes todo lo que siempre has soñado y al siguiente te encuentras sentada en el suelo de una habitación oscura, preguntándote qué salió mal, cómo malinterpretaste todo y cómo pudiste pensar, por un breve momento, que no eras feliz.

Me encantaría poder retroceder en el tiempo y cambiar la historia, pero sé que eso sería egoísta de mi parte. Después de todo, ella está bien, y no puedo simplemente entrometerme en su vida porque, con el tiempo, he aprendido que mi felicidad es ella.

Perdón, les he dado chapa con mis dramas sin ni siquiera presentarme. Soy Chiara, tengo 28 años y, sin darme cuenta, hace cinco años elegí el dinero por sobre mi felicidad. Para que me entiendan mejor, debería retroceder al día en que todo comenzó, cuando ella todavía estaba a mi lado.

Violeta y yo nos conocimos en el instituto y, en poco tiempo, nos convertimos en amigas inseparables. Mi atracción por ella surgió rápidamente, ya que siempre estaba para mí, al igual que yo para ella. Era difícil no confundir los sentimientos. Nuestro entorno nos auguraba un futuro juntas y nosotras preferíamos ignorarlo.

No fue hasta la universidad que nuestra relación dio un giro. Supongo que el alcohol facilitó las cosas, y una noche, después de una fiesta, terminamos juntas, en su cama. Nos llevó una semana hablar del tema, pues yo tenía dificultades para expresar mis sentimientos y ella entendía lo complicado que era para mí.

A partir de esa conversación, comenzamos a pasar aún más tiempo juntas. Desarrollando un vínculo precioso, nos conocíamos a la perfección y, a pesar de mi incapacidad para expresarme o hablar de sentimientos, lográbamos sobrellevar la situación.

Teníamos proyectos juntas y todo parecía ir sobre ruedas. Pero el destino al parecer se encaprichó conmigo y nunca quiso que fuera feliz.

Una tarde, mientras cenábamos después de un paseo por el retiro, recibí una llamada que cambió todo. Era la policía; mis padres habían tenido un accidente y en el coche también iban mis hermanos. Ese fue el comienzo de una serie de eventos desafortunados que me trajeron al punto donde hoy me encuentro.

Los días pasaron, y Violeta nunca me dejó sola. Pasamos noches enteras sin dormir, ella intentaba sacar emociones de mí, pero yo estaba bloqueada; nunca lloré la pérdida de mis padres, hasta que finalmente exploté.

Mis hermanos luchaban por sus vidas, y los médicos no nos daban noticias. Era una chavala de 22 años recién cumplidos, había perdido a mis padres y mis hermanos estaban en peligro.

Joey fue el primero en mostrar mejorías, pero debido a lo pequeño que era, fue el último en salir del hospital. Agradezco que fuera así, porque justo en ese momento no hubiese sabido qué hacer con él. La circunstancia me permitió entender que ahora éramos solo nosotros tres y que debía cuidar de ellos.

Jasmine fue dada de alta dos días después de que Joey estuvo fuera de peligro. Cuando tuve el permiso para poder verla, corrí a abrazarla y decirle cuanto la quería. Mi hermana era la típica niña terremoto que no paraba quieta un segundo, a pesar de tener once años ya nos había dado más de un susto. Podría decirse que los hospitales eran su segunda casa; si no era por un corte, era por una torcedura o algo parecido, la chavala no podía pasar un año sin visitar el hospital.

Realmente estaba muy asustada, pero no había espacio para mis emociones cuando tenía que cuidar a dos niños pequeños. Nunca entendí que mis emociones también importaban, que también tenía derecho a sentirme mal. Tal vez si hubiera permitido que mis emociones salieran a flote, las cosas habrían sido diferentes, pero ya no puedo cambiar el pasado.

Cuando Joey finalmente fue dado de alta, nos fuimos a casa. Violeta estuvo allí, apoyándonos día y noche. No sé qué habría hecho sin ella, probablemente hubiese terminado en medio de un accidente doméstico. Tener dos niños a cargo, no fue tarea fácil, teniendo en cuenta que Jasmine no podía estarse quieta un segundo y Joey necesitaba absolutamente toda mi atención porque era un bebé, recién estaba aprendiendo a dar sus primeros pasos.

Los meses siguientes fueron duros. Aunque Violeta y yo encontrábamos momentos para estar a solas, no era suficiente. Cuando se quedaba en casa dormíamos abrazadas, aunque todos los días me preguntase cómo estaba, no lograba darle la respuesta sincera que tanto necesitaba escuchar.

Parecía que las cosas iban tomando forma, con Violeta habíamos logrado encontrar nuestro tiempo a solas y poco a poco fui hablándole de mis preocupaciones, pero a quién quiero engañar eso tampoco duró mucho tiempo.

La primera carta del juzgado había llegado y en ese instante supe que tenía que cambiar mis prioridades, quisiera o no mi vida había cambiado y ahora debía vivir por y para ellos.

Si bien, Violeta y yo hacíamos un gran equipo, cada día, me preocupaba más por el dinero. Necesitaba un trabajo fijo y no lograba conseguirlo. La pasta de los curros temporales no alcanzaba, Jasmine estaba en etapa escolar, Joey aun usaba pañales y tomaba leche especial. Con la situación económica que vivíamos en el país no había sueldo que alcance. Violeta intentaba ayudar, trayendo cosas para los niños en forma de regalos, porque sabía que no le aceptaría dinero. Ella siempre estuvo para nosotros, no podía quejarme, aunque en aquel tiempo no lo haya podido ver tan claro.

Cuando el juzgado me pidió comprobantes de ingresos, supe que tenía que tomar una decisión desesperada. Violeta no sabía de mis problemas con el juzgado. Me sentía egoísta al preocuparla con mis problemas. Nuestra relación había cambiado radicalmente y ella era la principal afectada.

Desde mi punto de vista, Violeta era infeliz a mi lado y se me ocurrió que al irme podría recuperar su liberta y volver a ser feliz.

Sinceramente no pensaba irme, pero cuando me ofrecieron un puesto en una importante empresa de Barcelona con posibilidades de crecimiento, sueldo aceptable, cobertura médica y seguro de vida, no dudé, vi la oportunidad perfecta para salvar a mis hermanos.

La despedida no existió, no fui capaz de explicarle lo que estaba pasando simplemente le escribí en un papel "He conseguido un curro fuera, es una gran oportunidad, te quiero para siempre, pero tienes que ser feliz y yo no puedo darte eso. No me busques, eres libre cielo. Atte. Chiara", la cosa más horrorosa que podría haber hecho, me sentía patética. Hui a nueva ciudad en busca de un mejor futuro para mí y mis hermanos.

¿Qué pasó con Violeta después de mi partida? No lo sé. Cambié mi número y borré mis redes sociales. Estaba decidida a comenzar de cero.

Aún me duele recordar cómo actué, siento repulsión de mí misma. Lo único que me consuela es saber que ella rehízo su vida y es feliz. Lo sé porque hace una semana, Cayetana, la hermana de Violeta se presentó en la empresa por cuestiones laborales y no fue difícil reconocernos, obviamente no parecía feliz de verme. No la culpo, sé perfectamente que lo hice fatal, pero eso no quita que no haya dolido ver el desprecio en su rostro.

// primera actu de esta adaptación de un fic que tenía en el cajón hace años 🥺

gracias por leer 🦋

La luz que te he quitado - kiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora