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SIN PDV

Ya era la tarde en la que Chiara y Violeta iban a juntarse a hablar. Cayetana se encontraba fuera trabajando, por lo que habían decidido verse en el piso de Violeta.

Chiara iba bastante nerviosa, la verdad, y Violeta estaba expectante porque no sabía por dónde podía salir la pelinegra.

Ninguna sabía exactamente por dónde iba a ir aquella conversación. La pelinegra tenía claro que ocultar lo que sentía no era una opción. Luego de la conversación que había tenido con Ruslana, entendió que realmente merecía intentarlo al menos.

Cuando Chiara llegó al piso de Violeta, tocó el timbre bastante nerviosa. Una vez dentro, se sentó en el sofá y Violeta se sentó a su lado.

—Venga, aquí estamos —dijo la pelirroja mirándola.

—Antes que nada, siento mucho haber dilatado tanto esta conversación, pero estoy contenta de que al fin podamos tenerla.

—Tranquila, lo entiendo.

—No sé bien por dónde empezar, pero cuando te dije que si hubiese ocurrido no me habría arrepentido es porque era verdad.

—¿De verdad no te habrías arrepentido?

—¿Tú te habrías arrepentido?

—No, bueno, depende. Si tú te hubieras arrepentido, igual sí, porque me sentiría tonta.

—Siendo sincera, me jode mucho que estemos hablando de un supuesto. Yo realmente quería hacerlo y, Vivi, lo siento un montón, pero esto tengo que decirlo.

—Kiki, espera. Yo lo entiendo de verdad y, de hecho, comparto contigo.

—¿Qué? ¿De verdad?

—Claro, fue como nostalgia lo que sentiste y por eso sentiste ese impulso, pero solo quieres que seamos amigas, y yo también quiero eso, ¿sabes?

—No.

—¿No qué?

—Que no iba a decir eso, pero vale, lo entiendo y está bien. Tienes razón, quizás es eso.

—¿No ibas a decirme otra vez que querías que fuésemos amigas?

—No, Violeta, es que... he intentado convencerme todo este tiempo de eso, pero uno a sus amigas no quiere besarlas. Es como cuando empezamos, siempre fui dura para aceptar mis emociones, pero ya basta de ignorarlas cuando están ahí. No quiero mentirme más. Y, vale, si tú solo quieres ser mi amiga, lo entiendo, pero yo no puedo, o al menos no ahora.

—No te sigo.

—Que yo sí quería besarte, que sigo queriendo hacerlo, que he intentado convencerme de que no era eso porque estoy cagadísima, porque hasta hace unos días tenía una novia increíble a mi lado, pero desde que tú estás aquí me he dado cuenta de que, aunque la quiero mucho y de verdad la quiero, no eres tú, y lo que siento por ti es otra cosa. No sé, Violeta, de verdad lo siento...

Violeta no la dejó continuar porque notó que estaba entrando en un bucle de no parar y decidió frenarla de la única forma que podía dejarle claro que ella también estaba en ese punto: uniendo sus labios.

Se besaron unos cuantos segundos, y cuando se separaron, se miraron con una intensidad que anteriormente nunca había ocurrido.

—Vivi...

—Shh —dijo la pelirroja llevando su dedo índice a los labios de la contraria y luego volviéndola a besar, pero esta vez mucho más ordenadamente, con suavidad, intentando darle un poco de calma y que entendiera que ella tampoco podía ser solo su amiga.

La luz que te he quitado - kiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora