Capítulo 7

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Jules no tenía hambre, pero se estaba obligando a comer con normalidad, como si compartir el desayuno con el hombre que lo tenía retenido fuera algo rutinario. Y, tras un par de mañanas así, empezaba a sentirse casi normal.

Lord Valens era correcto en sus modales, preguntaba cada vez por su bienestar y comodidad y no los amenazaba... al menos no abiertamente. Continuaba intentando convencerlo, pacientemente... pero algo en su mirada hacía que Jules se inquietara porque no parecía que esa tranquilidad fuera a durar mucho más.

Empezaría a emplear otros métodos, eso era evidente. La única pregunta que quedaba era qué tan pronto lo haría.

–Confío en que todo esté a su gusto, lord Saint-Clair. Esta fortaleza está un tanto alejada del centro de Nox y es más complicado que lleguen provisiones adecuadas –dijo, mirando con algo de disgusto hacia su comida.

–No tengo queja de la comida, lord Valens, aunque... –Jules no pudo continuar porque un hombre entró precipitadamente al salón y, por su apariencia, era alguien de la guardia de Nox... aunque no era uno de los acompañantes habituales del regente.

–¿De qué demonios se trata...? –empezó a protestar, enfadado por la interrupción tan abrupta. Sin embargo, la expresión del hombre cambió al observar al recién llegado. Se incorporó, murmuró una disculpa y salió precipitadamente del salón.

Volvió brevemente sobre sus pasos, indicando que los escoltaran hacia los aposentos que ocupaban y esta vez sí se marchó.

Y, aunque ni Jules ni Cibel lo esperaban, esa sería la última vez que escucharían de Lord Valens como regente de Nox.


***


–¿Qué crees que haya sucedido? –inquirió Cibel, dejando de lado un libro que le habían traído sobre hierbas medicinales, porque se lo había solicitado a lord Valens una de las mañanas que habían comido con él–. Hasta antes del último día, no parecía que se iría. Al menos no sin nosotros.

–Sí. Lo que significa que algo grave ha sucedido –Jules suspiró–. Detesto estar aquí, encerrado, sin posibilidad de saber qué. ¿Se tratará de la guerra? ¿De algo más? ¿Qué estará pasando en Artem y en todo el reino?

–Imagino que tarde o temprano lo sabremos.

–Supongo. Pero esperaría que fuera más temprano que tarde. Estoy inquieto.

–¿Por la guerra?

–Sí. Y porque sospecho que Nox no quedará precisamente bien al terminar. Entonces, si es así, la frontera con Artem... quisiera que estuviéramos en el Castillo de Grianmhar.

–¿Temes por Antoine? ¿Crees que lord Valens haya ido directamente a por él? –soltó, asustada.

–Dioses, no, no creo que lo haga –Jules negó–. No te inquietes, Belle, si lo intentara, estaría más loco de lo que parece. Y fracasaría.

–Está bien protegido. Nuestro hijo –musitó.

–Sí. Mi hermana y su esposo cuidarán bien de él. Y toda la familia Drummond, que son quienes gobiernan Savoir y de esa familia es parte él, Robin. Así que no habrá manera de que alguien llegue a Antoine.

–Dioses, qué alivio –Cibel se acercó a él y lo abrazó–. Cuéntame más sobre ellos. Tu hermana, su esposo... ¿son toda la familia que tienes, entonces, además de Antoine?

–No toda. Tú también eres mi familia. Mi esposa.

Cibel sonrió y él la besó largamente. Luego la estrechó con fuerza.

Un día (Drummond #2.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora