¿Qué quieres?

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Suspiré, no esperaba mucho de él, solo que llegara a tiempo.

«Buzón de voz...»

—Mierda. Me tragué el nudo que antes estaba en mi garganta y suspiré, entró una llamada y era suya.

—¿Dónde estás? Pregunté irritada.

—Samy... Estoy ocupado... No voy a llegar. Un pequeño quejido se escuchó del otro lado de la línea.

—Ya me di cuenta. Dije, colgué la llamada y metí mi celular a mi bolsa de hombro.

Recibí llamadas seguidas unas diez veces más hasta que llegué a mi casa, caminando, con un vestido blanco suelto pero incómodo y subí las escaleras hasta mi habitación con los pies descalzos, dejé mis cosas caer al suelo y me senté de rodillas sobre mi cama, hundí mi rostro en una almohada y grité lo más fuerte que mi garganta me lo permitió.

Otra llamada, estaba decidida a mandarlo a la mierda, atendí la llamada.

—¿Qué quieres? Te la estás pasando-

—Tranquila nena, Félix está en otro... Lugar, peleando con Geo. Solo llamaba para decírtelo.

—¿Erick?

—Si.

—¿¡Dónde están!?—No creo conveniente que te metas, son peleas... De chicos.

—¡Félix es mi puto novio Erick!

—En la preparatoria, estábamos terminando las vueltas cuando empezaron a insultarse, se empujaron y Félix tiró a Geo al suelo, ya sabrás que pasó después.

—¿¡Cómo mierda estás tan tranquilo!? Le espeté, me levanté de la cama y bajé las escaleras, abrí la puerta y la cerré con seguro antes de empezar a correr, colgué la llamada y guardé mi celular en mi bolsillo.

Corrí como si mi vida dependiera de eso, realmente no era la mía, era la de Félix.

—¡Vuelve a hablar así de ella y te mato!

—¡Es una zorra! ¡La vi hablando con otro idiota en el descanso, estaba literalmente restregándose contra su polla!

—¡Cierra la boca!

Golpee el pecho de Erick desesperada viendo como aquellos intercambiaban un par de golpes a sus caras y la nariz de Félix sangraba.

—¡Suéltame! Exclamé

—No puedes hacer nada, se están peleando por ti. 

—¿Qué? Me detuve.

—¡No lo sé solo sé que se están matando porque Geovanni dijo algo sobre ti! Mi pecho se achicó.

—¡Entonces has algo tú!

—El director llegó. Dijo, Geovanni estaba sobre Félix golpeándolo aparentemente agotado, casi no le pegaba tan fuerte pero los gemido adoloridos de Félix decían que aún dolían.

Un par de gritos y Geo ya estaba encarcelado en los brazos de otro de los chicos del rugby.

Corrí lo más rápido que pude hacía Félix y me regaló una sonrisa, era un idiota, un idiota tan tierno.

Besé sus labios y aquel se apoyó en sus antebrazos, me abracé a él lo más fuerte que pude y sollocé.

—Vámonos. Dijo, asentí contra su pecho y con una mano acarició mi espalda.

—Yo te llevo. Se ofreció Erick con tranquilidad, Félix asintió—Gracias. Ambos lo ayudamos a levantarse, el director aclaró su garganta y habló—:Todos los que están aquí a mi oficina mañana a primera hora. No acepto un «Yo no hice nada por respuesta».

Your Sweet Kisses| Riverduccion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora