Apuesta

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Flash back

—Está buenísima.

—Sus padres son amigos de mi mamá, ni se te ocurra. Dijo Erick.

—Jodete, yo me follo a quien quiera. Gire los ojos e ignore lo que sea que haya dicho.

Geovanni llevaba unos veinte minutos viendo a dos chicas hablar, una era rubia y de baja estatura y la otra tenía cabellos castaños claros.

Ambas eran una "presa fácil" para le idiota de mi amigo.

Una de ellas caminó al baño y la otra desapareció entre la gente.

—¿Hacemos una apuesta?

—¿De qué? Preguntó Erick interesado, movió el hielo en su vaso con el dedo y se acomodó en el sillón, yo solo observé a Geo algo extrañado, no me sorprendería mucho que de su boca saliera una barbaridad.

—El que se ligue primero a la rubia virgen recibe quinientos.

—Acepto. Dijo Erick, negué con la cabeza algo decepcionado.

—No creo que ninguno de los dos pueda. Murmuré, Geo se giró hacia mi con violencia dejando de ver a la chica que ya había salido del baño, ahora estaba algo desorientada junto a la puerta—¿Quién te crees? Como si estuvieras tan galán—No lo digo por mi, idiota. Ya hay alguien hablando con ella. El moreno volteó rápidamente y un chico alto de tez clara, pero no lo suficiente como para ser blanco y rulos agarraba a la menor por la cintura.

—¡Haz algo! Exclamó irritado, el a veces era un mimado de mierda.

—No es mi maldita apuesta, hazlo tú.

—Félix, muévete. Me levanté, caminé hacia ellos y pasé por un lado una vez, solo para escuchar de que hablaban.

—Yo... Tengo que irme, lo siento. Murmuró con una voz suave.

—Nena, acabas de entrar, te vi hacerlo. 

—Pero yo- —Solo vamos a tomar algo, después hacemos otra cosa. Hablo al oído de la chica y negó con la cabeza con completa indiferencia—Eres muy linda para ser tan testaruda.—Ya te dijo que no, no la puedes obligar. Intervine, aquella me volteó a ver por unos segundos, mierda, de cerca era el triple de bella.

Claro que ya la había visto antes, obviamente. Una chica como ella brillaba en cualquier lugar, algo me decía que la conocía, desde hace tanto tiempo que me perturbó.

El chico la soltó.

—No es tu problema.

—Es mi amiga, claro que es mi problema. Aquella me vio de reojo, se estremeció tiernamente y se paró a mi lado, le regalé una sonrisa y pose una de mis manos en su cintura definida por un vestido rojo delgado, se sentía mejor de lo que se veía, el aperlado la recorrió con la mirada morbosa y sonrió sarcástico.

—Entonces si es tu amiga deberías de saber que no puedes dejar a una chica tan linda como ella a su suerte. Reí

—Fue mi error, pero no me iba a meter al baño con ella. Respondí irónico, ella no decía nada, solo intercambiaba miradas coquetas conmigo y guardaba silencio, silencio que llenaba la música.

—¿Ya te vas a ir? ¿O seguirás hablando? Murmuré.

—¡Oh Dios, te odio Félix! Exclamó.

—No es mi novia o algo por el estilo, no me jodas. Respondí.

—Pero te la follaste, siempre robándome lo que reservo para mi— No es un objeto. Murmuré, Geo giró los ojos— ¿Su culo es lindo como con el vestido? Preguntó, seguí trotando aún más rápido para evadir la conversación, no tenía ganas de responder esas preguntas, el me alcanzó—Responde.

Your Sweet Kisses| Riverduccion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora