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Felix sonrió en cuanto vio al mayor pasar a su habitación, y le hizo un espacio en la cama, indicándole que se recostara junto a él. El otro lo hizo, sacando varias risas.
—¿Qué tal?
—Amo el reposo absoluto, es de lo mejor que me ha pasado, agradezco que ese carro me haya atropellado. — Hyunjin lo volteó a ver con una ceja alzada, indicándole que no le causaba gracia esa broma, pero el castaño lo ignoró, riendo. —Hasta que un carro te atropelle lo entenderás.
—Yongbok, yo fui en parte el culpable de eso, no me gusta que hagas esas bromas. — Sus palabras llegaron al menor, que lo hizo fruncir su ceño y voltear a verlo, haciendo un puchero, que hizo al coreano dejarle un piquito en sus labios.
—¿Qué hicieron hoy?
—Día libre, en medio de las clases un microondas prendió fuego, así que por precaución nos evacuaron, por eso vine. — Yongbok negó mientras reía y se acercaba, acurrucándose contra él, viendo la tele. —Hey, te tengo que decir algo.
—¿Sí?
—¿Ya ves que… ahí abajo… medía 25 centímetros? — El australiano lo miró confundido al escuchar el ‘medía’. —Pues, verifiqué porque me llamaba mucho la atención que eso es casi 30 centímetros y que casi te parto a la mitad, pero, ayer la medí… es la mitad.
—¿12.5?
—No, tampoco tanto, son… 17 centímetros, creo que no sabes medir cosas porque eso fue mucho, Felix. Lo bueno es que no estás en el taller de arquitectura porque sería algo malo.
—¡Lo medí con pulgadas!
—Pues creo que contaste mal, ayer la medí con regla. — Un gesto de asco y se apresuró a hablar. —La lavé en cuanto la terminé de usar, es solo que realmente tuve curiosidad sobre eso, pero ahora me siento mejor sabiendo que son 17 y que si los utilizo bien no te podré lastimar.
—Hyunjin, eres tan tierno en momentos que no deberías serlo, ¿sabes? — Le sonríe, y después lo besa, sintiendo cómo el mayor comenzó a saltar en su lugar y entrelazaba sus manos, generando ternura en el castaño.
Hwang se veía totalmente alegre con los sentimientos siendo correspondidos y mentiría si él no se estaba sintiendo así, se sentía tan bien, que amaba la sensación, amaba ver al más alto feliz mientras sus mejillas se sonrojaban ante cualquier muestra de cariño, y le encantaba saber que el corazón de él saltaba y se alborotaba al solo verlo, era completamente correspondido.
Se separó para ver fijamente al pelinegro, sonriendo, hasta que su madre entró a la habitación.
—Hola, enamoraditos. — Yongbok abrió sus ojos y ambos se sonrojaron al ver a la mujer entrar a la habitación con un pastel, y sonrió. —¿Quieren un postre?
—Mamá, se toca antes de entrar…
La señora le restó importancia con la mano y dejó los platos en el buró, vasos de limonadas, y después se fue, lanzando un beso a los dos. La situación hizo que Hyunjin imaginara qué pasaría si un día Felix y él tuvieran relaciones sexuales y de repente entrara la mujer a dejarles un pastel. Rio y abrazó al menor contra su pecho sin generarle algún dolor.
—Me gustas mucho, te esperaré el tiempo que quieras hasta que estés lo suficientemente listo para tener una relación.
Yongbok ocultó su sonrojo con una mano, y asintió, sintiendo en su corazón un revoloteo y una sensación que amaba tener.
Después de la tormenta viene la calma, y supo eso cuando sintió su corazón agitarse con emoción al pensar en Hyunjin, cuando hace tiempo era algo que llegaba a doler por el miedo al rechazo. Acuna su rostro, asiente, y traga saliva, pensando severamente en eso. Una sensación que antes le dolía, ahora sabía que si entregaba su corazón ese iba a ser cuidado, pero no esperando del pelinegro, sino, también poniendo de él para que todo funcione.
Observó a Hyunjin sonreír tanto que sus mejillas se hincharon, sus ojos se achicaron, y estaba totalmente sonrojado.
—Gracias a ti por esperarme, lo aprecio mucho. — La mano más grande acunando su rostro, y ahora él besó su frente.
—Esperaré todo lo que tenga que esperar, jamás te apresuraré o te obligaré a hacer cosas que tú no quieres, ¿está bien? Lo único que me gustaría hacerte es darte varios alimentos para que nunca pierdas tus mejillas que me encantan. — Y las muerde, haciendo al más bajo quejarse mientras lo empuja y por accidente lo tira de la cama, haciéndolo casi saltar preocupado.
—¡Perdón!
—No importa, ahora sé que esos golpes y empujones son… “Empujones del amor”. — Sus manos de un lado para otro, su rostro infantil y lleno de felicidad, y Felix niega, sonriendo para acercarse a la orilla, notando que el más alto estaba listo para saltar a él.
—Si te atreves a tirarme yo mismo te rompo una costilla, estás advertido. — Hyunjin solo muerde su labio, retándolo.
—Ya tienes dos rotas, ¿qué a mí?
—Lo siento, señor ‘Me pone muy triste haberte empujado para que te atropellen’, no pensé que sus sentimientos fueran tan superficiales. —Hyunjin salta a la cama y vuelve a morder su mejilla, haciendo resoplar al contrario. —Tú a mí también me gustas mucho, Hyunjin, me enamoraste por completo.
El coreano entrelaza sus manos y la pone en su rodilla y sonríe, mostrándole un hoyuelo al australiano. —Me siento tan feliz en este momento, creo que voy a llorar.
—Yo también, es hora de llorar. — Una pequeña carcajeada, pero el pelinegro comienza a soltar algunas lágrimas que habían acabado de salir, pero las limpia con su manga. Yongbok hace que lo mire y besa sus mejillas, ambas, cuidándolas. —No te ocultes, no escondas tus sentimientos, mientras más hablemos mejor, ya sabemos lo que pasa si no lo hablamos.
—Lo sé, yo también te digo lo mismo, hablemos.
Ambas sonríen, Felix ríe mientras se oculta, y carcajea. —Yo también voy a llorar.
—Somos tan sensibles. — El castaño asintió mientras reía, y ambos comienzan a reír de forma ruidosa, hasta que el menor se queja. —Oh Dios tus costillas-
—Está bien, déjame sentirme feliz ahora, soy muy feliz. — Hwang suspira, sonríe hasta que duele, y asiente, viendo a Felix reír y llorar con él.
Fin.
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Este es el último saludo de esta adaptación. Se que parece poco, pero es el comienzo de todo. Parece ayer cuando decidí empezar a adaptar y hoy no puedo creer la comunidad de personas tan lindas que me acompañan. Muchísimas gracias. No quiero hacerlas muy larga porque se que aburre. Sin embargo, se merecen su agradecimiento. No se olviden de votar.
