capitulo 22

97 17 7
                                    

Ellos volvieron a la mesa que estaban.La música aún retumbaba en los rincones del lujoso cabaret, y los ecos de los aplausos seguían vivos en el aire. Jungkook, con una sonrisa en sus labios, se había reunido con sus novios Taeyang y Taehyung tras una actuación estelar que había dejado a la audiencia cautivada y pidiendo más. Taeyang, había excusado su partida al baño después de felicitar efusivamente a Jungkook.

Taehyung y Jungkook intercambiaban impresiones sobre la noche cuando una nueva bailarina, de hechizante belleza y movimientos felinos, se deslizó cerca de ellos. Su rostro era una máscara de misterio, su sonrisa, un enigma. Se presentó como Luna, la última adición al elenco de estrellas del cabaret.

Mientras tanto, en el baño, Taeyang se lavaba las manos, ajeno a la sombra que se acercaba. Luna, con una gracia silenciosa, apareció en el umbral y con una voz suave como el terciopelo, invitó a Taeyang a un brindis privado en honor a la destacada actuación de Jungkook.

Taeyang, sin sospechar nada y con el calor de la celebración aún en sus venas, aceptó la copa que luna le extendía. El líquido centelleaba con promesas de la noche, y con una sonrisa, Taeyang bebió.

De vuelta en la sala principal, Jungkook comenzó a impacientarse. La ausencia de su novio se estaba prolongando más de lo esperado. Con una sensación punzante en el pecho, decidió ir a buscarlo.

Mientras tanto, los efectos de la bebida comenzaron a manifestarse en Taeyang. Sus ojos se nublaron, su equilibrio flaqueó, y el mundo a su alrededor se convirtió en un torbellino de colores borrosos. Luna, con una sonrisa depredadora, lo sostuvo justo antes de que cayera.

En ese instante, Jungkook giró la esquina y lo que vio le cortó la respiración. Luna, aprovechando la vulnerabilidad de Taeyang, presionó sus labios contra los de él en un beso venenoso. Taeyang, incapaz de resistirse, parecía una marioneta en sus manos.

Jungkook sintió como si una lanza atravesara su corazón. Corrió de vuelta hacia Taehyung, su mente un torbellino de emociones. Con palabras entrecortadas y ojos que reflejaban un dolor profundo, le contó a Taehyung lo que había presenciado.

Taehyung, conociendo a su hermano mejor que nadie, sospechó de inmediato que algo no estaba bien. No había tiempo que perder. Se levantó de un salto y corrió hacia el baño, la preocupación marcada en cada línea de su rostro.

Al llegar, encontró a Taeyang desplomado en los brazos de luna, quien al ver a Taehyung se alejó con una sonrisa satisfecha, dejando tras de sí un rastro de preguntas sin respuesta. Taehyung, con un grito de angustia, se arrodilló junto a su hermano, temiendo lo peor.

–¿Qué le has hecho?,– exigió a luna, pero ella ya se había perdido en la multitud, dejando solo el eco de su risa y el misterio de sus intenciones.

Taehyung sostuvo a Taeyang, llamando su nombre y sacudiéndolo suavemente. Con cada segundo que pasaba, su preocupación crecía. ¿Qué sustancia había en esa copa? ¿Qué quería luna? Y más importante aún, ¿cómo podrían salvar a Taeyang de las garras del veneno que ahora corría por sus venas?

el eco de una risa desconocida que se mezcla con la música del cabaret, y dos hermanos atrapados en una red de engaño, con un Jungkook herido y con el corazón roto y la mente en un torbellino de emociones encontradas, retrocedió lentamente, observando la escena que se desenvolvía ante él. El dolor de la traición, aunque infundado, era demasiado intenso, nublando su juicio y su capacidad para buscar la verdad. La imagen de Taeyang, incapaz de sostenerse y recibiendo el beso de luna, quemaba en su memoria como un hierro al rojo vivo.

Sin poder soportar más el espectáculo, y sin desear escuchar explicaciones que su corazón herido no estaba listo para aceptar, Jungkook se dio la vuelta y desapareció entre la multitud del cabaret, con cada paso alejándose más de la posibilidad de entender la situación. En su mente, solo una idea se repetía había visto a su novio en los brazos de otra persona, y eso era suficiente para rasgar el tejido de su confianza.

Taehyung, por su parte, apenas registró la retirada de Jungkook. Su enfoque estaba completamente en Taeyang, quien poco a poco comenzaba a recuperar sus sentidos, aunque todavía estaba lejos de estar bien.

–Hyung, ¿puedes oírme? ¿Qué te pasó?, –preguntó con urgencia, sosteniendo el rostro de su hermano entre sus manos.

Taeyang, con un esfuerzo, abrió los ojos, encontrándose con la mirada llena de preocupación de Taehyung.

–Algo... en la bebida,– logró murmurar antes de que la oscuridad amenazara con reclamarlo una vez más.

Taehyung sintió una oleada de alivio al ver que su hermano estaba consciente, pero la angustia por el estado de Taeyang y la desaparición de Jungkook pesaba como plomo en su estómago.

Mientras tanto, Jungkook vagaba sin rumbo por las calles nocturnas, su mente un torbellino de recuerdos y preguntas sin respuesta. Cada risa compartida, cada caricia, cada promesa de amor se sentía ahora como un engaño, una farsa cruelmente desenmascarada. Su paso era rápido y decidido, como si intentara dejar atrás no solo el cabaret, sino también el dolor que amenazaba con ahogarlo.

De regreso al baño del cabaret, la música se había convertido en un murmullo distante. Taehyung ayudó a Taeyang a ponerse de pie, apoyando su peso mientras caminaban hacia la salida. Necesitaban salir de allí, buscar ayuda médica y poner las piezas del rompecabezas en su lugar.

–Vamos a llevarte a un hospital, –murmuró Taehyung, aunque su mente estaba dividida entre el bienestar de su hermano y la necesidad de encontrar a Jungkook para explicarle la verdad antes de que el malentendido se convirtiera en un abismo insalvable entre ellos.

La noche, que había comenzado con aplausos y ovaciones, se disolvía ahora en una neblina de preocupación y corazones rotos, con la esperanza de resolver el entuerto colgando de un hilo tan frágil como la luz de las estrellas que se desvanecían en el amanecer que se aproximaba.

......


La noche se deslizaba en silencio, envolviendo al cabaret en un manto de misterio y melancolía. Taehyung, con el peso de la preocupación por su hermano y la decepción hacia Jungkook, salió del local con determinación, sosteniendo a Taeyang con firmeza mientras se dirigían hacia la calle alumbrada por las luces de la ciudad.

El eco de la música aún resonaba en sus oídos, pero en el corazón de Taehyung solo había espacio para la incertidumbre y la tristeza. ¿Cómo podía Jungkook haberse ido en un momento tan crítico, dejando a Taeyang en un estado de vulnerabilidad y confusión? La sensación de abandono y desilusión crecía con cada paso que daba, eclipsando incluso la urgencia de la situación presente.

Mientras Taehyung se esforzaba por mantener a Taeyang en pie, su mente se debatía entre la necesidad de encontrar a Jungkook y la amargura de sentirse abandonado por él en un momento de crisis. Las lágrimas amenazaban con desbordarse, pero Taehyung se obligó a contenerlas, reprimiendo la mezcla de emociones que lo embargaba.

Al llegar a la calle, Taehyung encontró el auto que los llevaría al hospital más cercano. Ayudó a Taeyang a entrar en el vehículo, su rostro marcado por la necesidad de proteger a su hermano a toda costa, aunque su corazón latía con la herida fresca de la traición percibida.

Mientras el auto se alejaba en la noche, Taehyung se aferraba a la esperanza de que encontrarían respuestas y soluciones en el hospital, pero, al mismo tiempo, una sombra de duda y desilusión se cernía sobre su relación con Jungkook. La sensación de haber sido abandonado en un momento de necesidad persistía, sembrando una semilla de discordia que tendría que enfrentar cuando la crisis actual se resolviera.

La ciudad, ajena al drama humano que se desarrollaba en sus calles, seguía su curso implacable, mientras Taehyung y Taeyang se adentraban en la noche, buscando respuestas, consuelo y la redención de un corazón herido que ansiaba la luz de la verdad y la reconciliación.


......

Les dejo un nuevo capítulo
Mis bellas lectoras
No sé esperan esto verdad?

Un Solo CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora