Siete: Super-Potter

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La mañana siguiente Regulus tomo un bolso colocando una muda de ropa extra, en la cena comería rápido y escaparía antes que empiecen las rondas. Luego esperaría en un salón cerca de la biblioteca a que terminen e iría a la sección prohibida.

Era pan comido.

Si lo pensaba demasiado hasta un bebé podría hacerlo.

- ¿Estás seguro que podrás hacerlo solo? - Jordan cruzó los brazos apoyando su cuerpo en la pared al costado de la cama de Regulus quien lo observó con el ceño fruncido.

- ¿Te preocupas por mi? Es adorable.

- No, se que eres habilidoso. Solo... Quiero saber si de verdad no necesitas ayuda. Se que no soy un genio como Bax, ni tan insistente como An, pero soy buen amigo.

- No lo pareció ayer - musito él terminando de guardar su ropa, Jordan y él se levantaban temprano pero MgLaggen y Thony les ganaron esta vez.

- No soy un admirador de los extremistas. Mi madre trabaja mucho en aquel lugar, y a pesar de que te esté en primer año tengo doce. Se cómo se maneja el mundo adulto.

- Entonces sabes que cuando uno crece en una familia sangre pura no hay opción, Jordan.- exclamó con más enojo del que quería escupir, el moreno no era culpable de sus decisiones. No lo era.

- Soy un sangre pura, mi familia no es así.

- Vaya suerte camarada. Ojala todos pudiéramos decir lo mismo. - Regulus salió de la habitación empujando con el hombro, o lo que pudo, al niño moreno, no era contra él.

Solo estaba molesto porque tenía hambre. Luego del desayuno estaría bien.

***

- ¿Decidió que tomaría clases extras señor Black?

Asintió, era lo mejor, si se graduaba joven tenía aún más posibilidades de huir con un título en su mano. Había investigado que era mejor ser letrado en el mundo muggle que un ignorante por completo.

- Es maravilloso, le daré su horario para mis clases con segundo año. Aunque me emociona, tengo entendido por los profesores que en sus clases aunque es inteligente solo es un mago nato para las transformaciones. ¿Ha pensado estudiar algo en relación a esta materia señor Black?

- Por ahora no pero si me interesa, profesora. - tener a McGonagall de su lado sería muy útil en un futuro. Era una mujer muy fuerte y por lo que había oido en su antigua vida tenía conexiones.

- Le enviaré la noticia a sus padres, estarán muy contentos.

- No. - se apresuró a decir Regulus ganándose una mirada confundida de la mujer, trago en seco y sonrió con la mayor inocencia del mundo - Quiero decir, me haría un enorme favor si deja que les dé la noticia yo, profesora McGonagall. Quería decirles en navidad como regalo.

Mentira.

No le diría nada a sus padres, ellos solo debían saber que no había prendido fuego aún ninguno de los salones en los que había estado, ni su sala común. Estuvo pensando en prender fuego el cuarto del conserje, si. Pero no lo hizo.

- Oh, es muy dulce de su parte. Aunque es una política. - Regulus casi súplica que no haga caso - No obstante, solo por ser uno de mis mejores alumnos este año le otorgare ese privilegio. Intente no decirlo. ¿Entendido señor Black?

Asintió aún más conforme, si seguía los pasos de su libreta en cinco años podría estar tomando alcohol en un bar siendo un simple muggle más que se acuesta con otros muggles y decide si trabajar o no. Sería su perfecta vida.

Regulus Black y el misterio de Nicolás FlamelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora