Dos: ¡Duendes en el pasillo!

807 105 46
                                    


— ¡Hufflepuff! — Regulus intento no asustarse. Era uno de los primeros que debía subir y ya se arrepentía de decir que no le importaba ir a cualquier casa.

Menti, si quiero ir a Slytherin, Merlin. Perdona a este futuro borracho.

Decidió que iba a vivir su vida como un alcohólico, crecería, bebería, se acostaría hasta con muggles sin importarle los microbios que tengan y sería feliz ignorando a su hermano– familia.

— ¡Regulus Arcturus Black! — la profesora grito su nombre y varios murmullos se escucharon haciéndolo rodar los ojos. Odiaba cuando se ponían a hablar de alguien ignorando que la persona estaba allí. Era estúpido.

Camino hacia donde estaban esperándolo, sonrió levemente al ver a los profesores,  se sentó en el banco como lo haría un buen niño pero volteo a ver a la mujer detras de él.

— Antes de ponerme ese sombrero, ¿Le pregunto a la chica anterior si se lavo el cabello?

La profesora McGonagall lo miro de mala forma, ahora entendió que decirlo en voz alta sonó tan mal como lo pensó.

— Lamento eso. — musito y no espero sentir ese escalofríos que sintió cuando el sombrero hablo en su mente.

Renacer se siente bien Regulus Black. — la voz del sombrero se hizo presente, así que el viejo artefacto mágico lo sabia. ¡Ja! Claro que lo sabia. Era mágico al fin y al cabo. Si no lo sabia sospecharía de la elección de casas. Cosa que ya hacía.

— Mejor que las otras veces — pensó de forma sarcástica mientras se acomodaba en el banco.

Quedar entonces en Slytherin sería repetitivo, si ya te sabes hasta los hechizos imperdonables. Hufflepuff no suena tan mal, pero ni siquiera hay un gramo de lealtad en tu nuevo yo.

— Oh vamos, eso dolió. Sería menos complicado si me pones en Slytherin. No soy leal pero si buen compañero.

Y si te pongo en Ravenclaw, sería natural lo inteligente y creativo que eres a la hora de elegir tu camino y los hechizos que realices — no le molestaría estar en la casa de las águilas, no era Gryffindor, eso era lo que menos queria. —Con que Gryffindor no, eh.

— No, escucha, no harías eso...

Eres impulsivo ahora Regulus Black, tus características cambiaron desde el momento que decidiste forjar tu destino. Y solo te ayudaré a elegir de forma más sencilla tu nueva vida. Disfrutá la oportunidad niño. ¡Gryffindor!

Hubo silencio, era ese silencio que Regulus no estaba dispuesto a escuchar. Prefirió mil veces las voces de todos hablando pestes en su rostro, incluso prefirió la mirada de la profesora regañando lo que la mirada que le ofrecía ahora.

Su madre moriría.

Quizás no era tan malo si lo pensaba, pero estaba seguro que él también lo haría y ya había re nacido una vez. No creía tener tanta suerte para hacerlo de nuevo.

— Escapar era una opción, que me deshereden antes no. — murmuró al bajar del banco y caminar rápidamente hasta la mesa donde apoyo su cabeza sin mirar a ningún Gryffindor. Luego de unos segundos escucho aplausos y varias felicitaciones a sus costados. — Si, si. De nada por entrar a su casa. Al fin alguien importante.

Varios lo miraron mal excepto un chico que se rió, estaba frente a él y se notaba mayor, quizás dos años. La mirada que le dedicó lo hizo mirarlo por unos segundos, no lo reconocía.

— Regulus Black — se presentó sin extender su mano. Queriendo que diga su nombre para saber si había hablado con él en su antigua vida o solo era un chico que lo miraba ahora por estar en la misma casa.

Regulus Black y el misterio de Nicolás FlamelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora