Diez: Nicolás Flamel

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— Maldiciones, hechizos avanzados, pociones sin resolver, magia oscura. Magia oscura. — Regulus siguió buscando sin encontrar nada acerca de artefactos oscuros, incluso había encontrado un hechizo contra los inferi que había inventando su tararararara tío. Era irónico que le apareciera en su cara como una burla brutal a su muerte — Más  magia oscura, más hechizos. ¿Acaso está gente no sabe otra cosa que no sea oscuridad?

Abría y cerraba tantos libros que algunos al estar llenos de polvo lo hacían estornudar de forma continua.

Guia para padres primerizos — leyó haciendo que quede sorprendido mientras volvía a poner el libro  en su lugar — lloraré si encuentro algo peor que eso.

— ¿Qué estás haciendo Regulus? — una voz a su espalda lo hizo saltar soltando una maldición que le había enseñado Jordan que logró que su padre lo mire con el ceño fruncido.

— Padre... Yo estaba...

La imponente figura de Orión Black siempre lo hacía callar o tartamudear en su antigua vida, su madre infunde miedo atroz, su padre respeto. Ni siquiera era un hombre tan cruel como muchos lo tildaban, solo era un hombre bajo el mando de su esposa.

— ¿Buscando información acerca de magia? — su padre cerro la puerta mientras camino hacia un libro en lo alto observando la tapa como si fuese una reliquia, sin abrirlo se lo extendió y musito — es la guía de Harvey para hechizos básicos.

— Se sobre hechizos básicos, padre.

— Lo se, he recibido elogios de parte de miembros de alto rango en el ministerio — murmuró mientras se acercaba a otro estante tomando aun más libros. — muchos están complacidos de tus logros, escuché que estás entre los mejores tres alumnos de hogwarts de tu año.

— No creí que mis notas fueran tan buenas.

— No en pociones por lo que tengo entendido — se escuchó una burla en el tono de voz de su padre haciéndolo cruzarse de brazos ofendido.

— Fue un accidente.

— Los accidentes pasan, las burlas que recibirás de tus primas en un futuro inmediato será eternas. — volvió a musitar su padre dejando otra libro en su mano — Es mi antiguio libro sobre pociones para aprendices.

— Muy amable de su parte — Regulus dejo los libros en una mesa en el despacho y miro como su padre se apoyaba en el escritorio esperando que el menor siga hablando — pero venía no solo a hablar de magia... Tengo una invitación para pasar unos días en casa de un amigo.

Orión no mostró ninguna expresión, se mantuvo  neutral hasta el punto donde hacía a Regulus desesperarse.

— Me estás avisando que quieres ir o me estás preguntando si puedes ir, Regulus.

— ¿Usted me está preguntando si quiero ir o me está confirmando lo que yo estoy intentando decirle? — murmuró haciendo que una leve sonrisa se note en el rostro serio de Orión.

— ¿Le dijiste a tu madre?

— ¿Decirle? — murmuró mientras se movía de un lado hacia otro — Podría decirle, pero que mejor que tener un momento padre/hijo con usted.

— Regulus.

— ¿Entonces puedo?

Vio a Orión dudarlo unos segundos, nunca creyó que su padre fuera tan facil de convencer, incluso más que su madre. Ella prácticamente no le gustaba tener su presencia alrededor y le diría al instante que no.

— ¿A dónde exactamente irías si yo, hipotéticamente hablando, te dejara ir?

Regulus trago en seco y puso ambas manos detrás de su espalda poniéndose aún más derecho mirando fijamente a su padre. Sonrió de lado.

Regulus Black y el misterio de Nicolás FlamelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora