En un mar de mentiras.

¿Por qué a mí?

Capítulo 11.

Al acabar el instituto, Laura se marchó rápidamente a casa, no quería encontrarse con nadie más. Estaba harta de todos. Siempre le habían rechazado, y ahora como les daba pena por la muerte de su único amigo, le ofrecían ir con ellos.

Entró en casa, y cerró la puerta de un portazo.

- Eh, a qué vienen esos humos. ¿Qué te pasa?
-Preguntó su madre-

-Ah, que ahora te preocupas por mí. Eres como todos, mamá.
-Respondió la niña con un tono solemne-

- ¿Qué dices? Yo siempre me preocupo por ti.

- Sí, claro, si llamas siempre a hoy.

- Siempre es continuamente, todos los días, a todas horas, ¿cómo te lo explico para que lo entiendas?

- ¿Te acuerdas de la vez en la que pegué al niño de mi clase? ¿Qué hiciste? Echarme a mí la culpa. Ni me escuchaste. ¿Te acuerdas de todas las veces que he estado en mi cuarto deprimida llorando? Dime, ¿QUÉ COÑO HAS HECHO CUÁNDO YO ESTABA ASÍ? Irte de casa. Como buena madre que eres.

- No me extraña que Álex se suicidara. Madre mía lo que tenía que aguantar contigo.

- ¿Pero cómo puedes decirme esto? ¿Cómo puedes ser tan mala persona? Vete a la mierda. Olvídame.

Y salió corriendo a la calle.

No me queda nada. Mi madre me odia, mi padre también, no tengo amigos, el único que tenía se ha suicidado. No me tengo ni a mí misma. Me odio.
-Pensó-

Se fue al río, necesitaba estar sola. Se sentó en la orilla y empezó a hablar sola. Al fin y al cabo, necesitaba desahogarse de alguna manera.
Ahora sus tardes se basaban en eso. Como nadie le entendía, sólo se entendía ella misma, se iba lejos y se alejaba de todo el mundo. Al fin y al cabo, así era como había estado siempre, pero de tanto tiempo sola, ya se había acostumbrado, y prefería estar así que con las personas equivocadas.

Pero de repente, aparecieron tres chicos con un papel en la mano, Laura se extrañó, porque allí nunca iba nadie, sólo ella.

Los chicos le señalaron y dijeron:

- Mira, cariño, tu cartita. Y se rieron.

- ¿Por qué la tenéis? Dadmela.
-Dijo Laura-

- Si la quieres, tendrás que venir a por ella. A no ser que prefieras que la rompamos.

Laura no sabía si acercarse, tenían unas pintas muy raras, y a lo mejor le hacían algo. Pero por Álex hacía lo que fuera, así que
se levantó, y fue dónde estaban ellos, pero le taparon la boca y le drogaron con cloroformo.

Ella cayó dormida...