Estaba acostado en la habitación, aún nos encontrábamos en la casa abandonada, jungkook estaba tratando de marcarle a namjoon pero para nuestra mala suerte se le había acabo el saldo.
"El saldo de tu amigo se ha agotado" se escucho fuera de la habitación junto a un grito de jungkook.
- ¡Mierda! Se me ha acabado el saldo y no se donde carajos estamos. - Entro a la habitación y la cerro de golpe. Tomé asiento a lado mío, le di palmadas en la espalda.
- Tranquilo, mejor hay qué salir de está casa de una vez, o se nos hará más tarde. - Nos paramos y fuimos al piso de abajo para recoger nuestras cosas.
Estábamos caminando por el oscuro bosque para llegar a nuestro campamento, iba perdido en mis pensamientos cuando escuché una risa no muy lejos.
- ¿Qué fue eso? ¿Lo escuchaste? - Mire a Jungkook asustado, miro por ambos lados y volvió a mirarme.
- Ni idea, dudo qué alguien esté a estas horas en medio del bosque - Lo abrace cuando escuché pasos qué se acercaban cada vez más a nosotros.
- ¿Jungkook?... - No pude ni reaccionar cuando alguien se tiró sobre mi haciéndonos caer.
- ¡¿Quien mierda eres?! - Alejo al hombre de mi y le empezó a dar patadas en el estómago.
- ¡Déjalo! ¡Lo vas a matar! - Me pare y aleje a Jungkook del hombre para qué dejara de hacerle daño. - ¿Te encuentras bien? - Extendí mi mano hacía el para qué la tomara.
Agarro mi mano tímidamente, sonreí por su acción, estaba apunto de hablar cuando jalo mi brazo cayendo arriba de el.
- JAJAJA, eso te pasa por ser amable - Mire mal a Jungkook y volteé los ojos.
- ¡Te estoy ayudando y te atreves a empujarme para caerme! ¡¿Estás loco?!-
- Técnicamente me acabo de escapar de un psiquiátrico, quizás... - Me miro con una pequeña sonrisa, reí sarcásticamente apoyando mis manos en el suelo, Jungkook y el extraño empezaron a reír sin entender nada.
- ¡¿Creés qué es gracioso?! - Grite de nuevo, ambos dejaron de reir y se miraron confundidos. Me pare y sacudí mi ropa.
- Me voy, ojalá y un oso los coma y no dejen ni sus huesos - Camine enojado sin dejar hablar a Jungkook.
- ¡Espera, voy contigo! - Corrió hasta llegar conmigo.
- ¡Se olvidan de mi! - Llegó hasta nosotros, dejé de caminar y lo mire enojado.
- ¿Y tú por qué vienes con nosotros? - Cruce mis brazos esperando una respuesta.
- Estoy solito... - Hizo un puchero, seguí con mi expresión de enojado sin decir nada. - ¡Prometo no ser una molestia! -
- Más te vale - Dejé de mirarlo y continúe caminando. Sonrió y me siguió dando pequeños saltos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
