"Hola" de nuevo había ido a saludar a la misma chica del día anterior.
Ese día iba con un vestido blanco, se veía todo más tétrico. Parecía un fantasma y más con ese cabello tan largo que tenía. Y su mirada glacial sólo le daba un toque de espanto. Sostenía la misma libreta sobre su regazo.
"Sigues siendo un desconocido" fue su respuesta.
Suspiré.
"Me llamo Dominic. ¿Tú cómo te llamas?"
"Eres un extraño" insistió como niña pequeña.
No podía soportar aquel comportamiento tan infantil.
"Y tú una grosera. Soy tu vecino, ¿por qué no quieres qué sepa tu nombre?"
Yo sólo quería ayudar.
"Porque no se me antoja".
Frustrado, inhalé todo el oxígeno que me fue posible y después lo solté estrepitosamente entre mis labios. Pasé mis manos por mis sienes, nunca me había molestado tanto para hablar con una persona. Si no querían hablar, me marchaba y listo. Pero con esta chica era diferente, la veía tan desprotegida que sentía la necesidad de hacerle saber que podía contar al menos conmigo si así lo quería. Y tal vez aunque no lo quisiera.
"Ya lo sabré algún día" me referí a su nombre. "Alguien debe de saberlo".
"No hablo con nadie aquí".
Otro punto para la chica del columpio.
"No hablas con nadie en ninguna parte" le recordé. Ese era un punto para mí.
"Exacto".
♥