"Hola, chica misteriosa. Tienes razón, nadie sabe tu nombre. Ni siquiera te conocen, es tan extraño".
Había pasado el resto de la semana sin verla, así que aproveché para indagar más sobre su identidad ya que ella no planeaba decirme su nombre. Intenté con todos los vecinos a los que les hablaba y algunos chicos que vi jugando baloncesto en la calle.
"Te lo dije. No me agradan los humanos".
Ella jugueteaba con sus pies, arrastrando sus botas sobre el césped.
"¿Ni uno solo?"
La verdad esperaba que dijera que yo sí le agradaba.
"Ninguno" su mirada se posó en mí y desvié la vista sin poder soportar la sensación que me invadió.
"¿Por qué?" pregunté, tratando de ignorar lo mal que me sentí por su respuesta. Era algo poco racional, ni siquiera nos conocíamos bien. Vaya, ahora le estaba dando la razón.
"Haces muchas preguntas".
Depositó su atención en el cuaderno que tenía en el regazo. Sentía curiosidad por saber que había ahí, tal vez estaban escritos todos sus secretos. Pero ella no me mostraría que había en aquellas páginas y si se lo robaba, me mataría. No parecía una chica cobarde ni de aquellas a las que las detiene algo cuando toman una decisión.
"Y tú casi no hablas" respondí usando su mismo tono de voz.
"Que bien que lo que tengas claro".
"Dime tu nombre" insistí, cambiando de tema.
"No".
♥