En cuanto la vi, me acerqué casi corriendo.
"Tenías días sin venir. Te quería ir a visitar a tu casa pero ni siquiera sé donde vives".
Mis palabras habían salido con gran rapidez de mi boca y me sentí avergonzado porque ella ni siquiera había llegado a ocupar el columpio donde se sentaba siempre y yo la había bombardeado ya con mi parloteo.
"Estaba enferma" me respondió y se dejó caer sobre el columpio.
Ese día no llevaba su cuaderno, así que supuse que no había dibujado nada en esos días que estuvo ausente.
"Oh, ¿qué te pasó?" pregunté alarmado.
"Sólo fueron dolores de cabeza muy fuertes y demasiada tarea" respondió haciendo una mueca llena de fastidio.
"Odio la tarea"
"Yo odio a todo el mundo" respondió.
"¿Incluso a mí?" pregunté burlón.
"Te odio menos que ayer" casi me sonrió.
"Gracias, creo" hice una mueca y desvié la mirada de su rostro.
"De nada".
♥
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