—Hola bonita ¿Ya estás mejor?
— ¿Qué haces aquí?
—Solo quería asegurarme de que no habías muerto, pequeña, aún hay planes para ti en el futuro —los ojos del dueño de aquellas palabras causaron un horrible temor en la castaña. La sonrisa de esta persona era perturbadora, nada parecida a la que le mostraba al mundo. —Ya sabes, lo que te dijo Sonia hace unas horas.
—¿Quién eres? Y no me vengas con que eres el padrino de Katherine y nada más. ¿Quién carajos eres realmente? —el hombre la miró directamente a sus ojos y dejó salir una risa ronca y divertida desde lo profundo de su garganta. —Sabes cosas que nadie debería saber, vienes y citas palabras de conversaciones donde no te encontrabas. No confio en ti.
—No necesito que confies en mí, ni siquiera debes saber quién soy. Eso queda para tu pequeña —inconscientemente la chica toca su vientre, estando lo suficientemente cansada y aturdida como para ni siquiera darse cuenta del acto. —Confiará ciegamente en mí, créeme, no le haré daño, ella me va a amar y deseará venir conmigo.
Kate se encuentra tan confundida y nerviosa que su ritmo cardíaco aumenta de gran manera y comienza a tener dolores intensos en su cabeza y cuerpo. Ve como rápidamente el alto y atractivo hombre desaparece de la sala de hospital y minutos después llegan los enfermeros para poder estabilizarla.
Sus ojos comienzan a cerrarse e inmediatamente comprende lo que está sucediendo. Entiende que la sedaron para que pudiera calmarse y dormirse, y en eso se encuentra ella, intentando no desfallecer ni ceder ante los fuertes medicamentos.
Cuando el único dolor que quedaba era el de su corazón, y todo su cuerpo había dejado de funcionar, y sus oídos eran la única excepción, pudo escuchar ruidos extraños y una voz; su voz .
"No podrás escapar. Dulces sueños, creadora de la próxima princesa del infierno"
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Peligrosa atracción | Libro 1 "Bilogía Peligros" [EN PAUSA]
RomanceKate Pattinson se encontró envuelta en variados sucesos eróticos con el chico de sus sueños, estos se encontraban dentro de su imaginación, y eran tan reales que ya no sabía diferenciar entre sus sueños y la realidad. No hasta que se despertaba por...