Capítulo 15

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Kate no estaba molesta por lo sucedido con James, su reacción fue un impulso de su orgullo y corazón pidiéndole que no se dejara lastimar por el rubio

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Kate no estaba molesta por lo sucedido con James, su reacción fue un impulso de su orgullo y corazón pidiéndole que no se dejara lastimar por el rubio. Porque ella necesitaba sentir que él al menos la quería lo suficiente como para darle cariño luego de haberla follado como un animal.

Porque para Kate estos encuentros con el chico de sus sueños es lo mejor, pero sigue martillando en su corazón el hecho de que es la amante.

De todos modos, no habló con el chico luego de aquello, y gracias a no haber estado pendiente del rubio se pudo percatar de lo desanimada que se veía Karla. Ella, que siempre irradiaba felicidad, se notaba opacada por alguna molestia o pesar, y por como Kate ve las cosas, James tampoco debe saber la razón.

La castaña solo se dedicó a observar a la chica de ojos marrones, era hermosa y muy delicada, fácilmente sería una princesa, porque lo parece. Los ánimos de Kate decaen, y todo comienza a afectarle más, y no tan solo al ver a quien considera una amiga y saber que le está haciendo un mal, sino que también saber que nunca logrará ser feliz.

Su ex rehízo su vida, ahora tiene una novia y está feliz. El chico que le gusta, porque sí, ahora admite que le gusta, no la quiere como ella a él. Su cuerpo comienza a parecerle una basura, sus pensamientos la ahogan y solo puede llorar pensando en lo feliz que sería si tan solo aquel chico rubio de ojos verdes dejara de rondar en su mente y corazón.

Estuvo así por dos días, en los que nadie se dio cuenta de su estado, y eso le confortó, no quería arruinar las vacaciones con su estado de ánimo, ni siquiera se considera tan importante como para que sus amigos se dieran cuenta que no era la Kate de siempre.

La que se burla de todo y ríe a carcajadas con los chistes más aburridos. La que molesta a todos, abrazando a quien se le cruce. Nadie notó siquiera que ella no sonreía, o que no comía.

Llegada la noche del treinta ya se sentía mucho mejor, estaba en su habitación mirando por la ventana que daba justo hacia la calle. Thomas se encontraba despidiéndose muy cariñosamente de la linda rubia que decía solo ser su amiga, pero la castaña conoce a Jaeger lo suficiente para notar como se miran mutuamente, a kilómetros se nota que entre ellos brotan corazones, y claramente ellos creen que pasan desapercibidos y que sus amigos son unos inútiles que no se dan cuenta de aquello.

Faltaba un día para que acabara el 2022, no saben que les depara el año que está a nada de comenzar, pero ella espera de corazón que a todos les vaya de maravilla y sigan con su amistad, tan unidos y felices como siempre. Kate ama a sus amigos, con sus fallas y sus errores, sus altos y bajos, son todo lo que tiene y no sabe que sería de ella sin su soporte. Lo mismo con sus hermanos, los ama demasiado a esos hijos de Dios. Ríe por lo bajo por el chiste interno, si la gente supiera con son más hijos del diablo nadie los trataría como ángeles ni por equivocación.

Con su pijama abrigado se mete bajo las sábanas de la cama y mira el techo, no tiene ánimos para nada realmente, ni siquiera una buena película le llama la atención, solo quiere dormir y descansar, ya que lo de la universidad la tiene agotada tanto física como mentalmente.

Peligrosa atracción | Libro 1 "Bilogía Peligros" [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora