¿Dónde sitúo mi sala común?

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El Potterverso es de Rowling


Helga caminaba por los pasadizos de Hogwarts para elegir donde pondría su sala común.

En su diseño del colegio, los cuatro magos habían decidido que cada casa tendría una estancia donde los discípulos pudieran interaccionar entre ellos. Allí, también habría una chimenea y las escaleras que dirigirían a los dormitorios de los varones y las doncellas. También decidieron poner un hechizo en las escaleras que conducían a la habitación de las damas, para evitar que fueran deshonradas.

Salazar Slytherin eligió la sala ubicada debajo del lago. En la época que vivió en el pantano se acostumbró a vivir en lugares lóbregos y oscuros y ahora no le gustaban los lugares con mucha luz. Imagino que ocurriría lo mismo con sus alumnos.

Rowena Ravenclaw eligió la torre más alta. Decía que ese paisaje era ideal para leer un buen libro. Su amiga siempre leía libros al lado de la ventana, aprovechando toda su luz solar. Imaginaba que sus discípulos también querrían.

Godric Gryffindor eligió una torre no tan alta como la de Rowena. Pero estaba muy bien ubicada por si sus estudiantes, con la valentía que les caracterizaría, tendrían que defender su escuela de algún intruso.

¡Pardiez!

La única que faltaba era ella.

Helga pensaba que esa decisión era muy importante... afectaría a todos sus discípulos en los años que durara la escuela. Todavía no sabía si serían muchos o pocos.

Tenía hambre y entró a las cocinas.

— ¡Bienvenida, lady Helga! — chillaron los elfos felices de ver a su salvadora.

— Buenos días, ¿podríais prepararme algún tentempié?

— Como deseéis, lady Helga.

Los elfos se pusieron a trabajar, mientras Helga se sentaba en una silla.

Sonrió al ver a las pequeñas criaturas tan trabajadoras desempeñar sus menesteres. Esa cualidad era algo que ella valoraba mucho. La perseverancia y la constancia era lo que haría a un mago o bruja llegar lejos.

Ella misma no fue habilidosa en magia en su niñez. Si consiguió llegar lejos fue gracias a no rendirse más y trabajar duro practicando la magia una y otra vez...

Pero no se podía trabajar con el estómago vacío pensó mientras los elfos depositaban un plato delante de ella.

— ¡Diantres! ¿Por qué no lo pensé antes? Pondré mi sala al lado de las cocinas. Así los alumnos estarán bien alimentados y no flaquearán en la constancia de su trabajo.

Cuando terminó su plato, fue a comunicar su decisión a sus tres compañeros.


400 palabras

¡Qué emoción! ¡Es la primera vez que escribo sobre una fundadora!

Espero que os haya gustado. No estoy acostumbrada a escribir sobre personajes de la edad media.

Hasta la próxima

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