Un Hogar Para Amy | ACT 3

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— ¿Ves algo?  

— No hay nada.

— ¿Pudiste ver algo ahora?

— Que no, dame tiempo...

— ¿Ya pudiste-?

— ¡¡Basta!! —chilló el zorro de dos colas, descendiendo en picada hacia las alas del biplano, reuniéndose con el erizo de azul— ¡¡No hay nadie!! ¡Ya observé toda la zona y no viene nadie! ¡Ni por barco, ni por avión, ni en auto! ¡No hay nadie Sonic, nadie va a venir por ella! —grita, pasándole los binoculares con los que había estado vigilando todo el perímetro durante su vuelo.

El joven erizo de azul se sintió destrozado por dentro, aguantando las lágrimas acumuladas en sus ojos, gruñendo en voz baja, desviando su mirada, negando velozmente con la cabeza.
Ésto no podía ser posible, debían haber más, no podían ser los únicos erizos sobrevivientes, no, no, no era justo, no tenía porqué ser así.

— ¡Mentira! —quejó con una voz entrecortada— ¡¡Ella debe tener a alguien, lo sé!! —coloca sus binoculares frente a sus ojos, viendo de lado a lado, hacia el horizonte, hacia los bosques, hacia el firmamento, sin ver nada, ni un solo adulto con espinas de algún tipo de rosa o rojo, no había nadie, no habían otros más que ellos.

Decepcionado tiró los binoculares contra una de las alas del avión, con el artefacto rebotando tras dejar una abolladura, cayendo finalmente en la arena, enterrandose hasta la mitad.
El zorro de naranja inclinó sus orejas, sintiéndose mal por ver a Sonic tan enojado y triste por el fracaso que había sido la misión.

Tuvieron esperanza, esperaron por siete días más después de la repartición de los cartelitos, realmente creyeron que lo habían hecho bien, incluso hubieron animales que les prometieron avisarles si veían a alguien interesado en su locación, pero jamás hubo un aviso, una señal, una sola alma que a lo menos fuera amigo de sus padres o quizás un primo lejano, simplemente nadie.

El héroe de azul se encontraba devastado. Ya era la tercera vez que su corazón se rompía, la primera tras quedar huérfano en un incendio que a sus ojos había sido una visión del infierno, la segunda cuando no pudo encontrar a la familia de Tails y ahora ésto, tras fracasar una segunda vez en encontrar una familia para alguno de sus amigos.

¿Por qué era tan complicado encontrar a las personas que más deseabas volver a ver?

— ¿Cómo se lo diremos a Amy? —quejó, caminando de lado a lado, rascando de forma agresiva su cabeza— ¡No podemos!

— Creo que ella ya lo sabe —se sienta en el borde de la ala del biplano, moviendo sus piecitos de adelante hacia atrás—, Sonic. No hay porqué tomarlo a mal, igual la necesitamos en el grupo.

— ¿Que dices?

— ¡Claro! Así yo podría tener una hermana mayor, ella podría ayudarnos a cocinar y quizás podríamos darle un toque femenino a nuestro pequeño rincón —sugiere, jugando con sus dedos de forma tímida, soñando despierto con lo que podría ser una vida así, con una familia más grande.

— No lo sé, Tails... —murmura, inclinando su cabeza, sentándose al lado de él— Ella viene de otro tipo de vida. No es como tú o yo, que estamos acostumbrados a no tener una casa, ella... Ella es diferente.

— ¿Y crees que podría no sentirse cómoda con nosotros?

— No, digo que merecería algo mejor que nosotros —suspiró de forma rendida, cerrando los ojos—, pero si no tenemos otra opción entonces nos la quedaremos —asintió con su cabeza—. No la dejaré sola —salta fuera de su lugar, cayendo de pie contra la arena.

El erizo de azul respira profundamente, reuniendo fuerzas y voluntad para ir y hablarle a Amy sobre la situación.

Caminó lentamente hacia donde la joven eriza de rosa jugaba con el peluche que Sonic había conseguido para ella, tan sonriente, tan feliz, tan tranquila...
Ojalá sus palabras no fueran a arruinar eso.

— Hola Amy —saludó, parándose al lado de ella— ¿Qué estás haciendo?

— Juego con Rosita —musita, enseñándole el osito de peluche al que le había añadido un moño rosa.

— Ah, ya veo —asiente, sonriendo de forma incómoda—. Amy, tengo que decirte algo importante...

— Ajá —asiente, jalandolo hacia abajo para que se sentara a su lado—. ¿De qué se trata? ¿Acaso quieres seguir el juego que obviamente gané el otro día?

— Eso no- ¡¡No ganaste!! Solo pedí un descanso —refunfuñó, cruzándose de brazos, inflando sus mejillas ante el enojo.

— Jeje, sigue diciendo eso, eh.

— ¡No es eso de lo que quiero hablar! —queja, alzando sus manos— Amy, yo... no he podido encontrar a tu familia —la rosada abrió sus ojos con sorpresa y curiosidad—. Hace una semana Tails y yo pegamos carteles por todas partes para encontrar a tus familiares, pero... nadie vino, nadie se acercó para preguntar o averiguar dónde podían encontrarte y... En verdad lo siento —lamenta, con su voz quebrandose, agachando sus orejas, escondiendo su mirada de la menor para que no lo viera llorar en caso de que no pudiera resistir más las lágrimas.

La más joven mira hacia abajo con cierta tristeza. La verdad jamás pensó en tener más familia, siempre habían sido solo su madre y ella, nunca hubieron tíos, abuelos, primos o sobrinos que enviasen cartas o los visitaran.
Realmente la sorpresa habría sido que después de tantos años de silencio alguien hubiera aparecido clamando ser parte de su familia.

Posó su mano cuidadosamente sobre la mejilla del mayor, llamando abruptamente su atención, alzando su mirada llorosa hacia ella.

— Gracias por preocuparte, Sonic —agradeció con un fuerte y cálido abrazo—. Pero no es necesario. Ustedes ya son mi familia ahora.

El niño de orbes azabaches no entiende cómo puede estar tan calmada por esto, le falló, no pudo encontrar a ningún adulto responsable que quisiera cuidarla y darle una mejor vida.

— Pero... Ya no podrás tener un hogar.

— Tontito —rió suavemente, separándose para así darle un veloz beso en su mejilla—, mi hogar está en donde estén ustedes, esa será mí casa.

Sus palabras eran tan extrañas que a duras penas podía entender lo que decía. Tal vez él estuvo mal al creer durante todo éste tiempo que un hogar se resumía solo en una estructura con cuatro paredes, un techo y una cama, quizás el hogar no podría ser solo un lugar si no una persona...
¿Podría entonces ella ser su nuevo hogar también?

Bruscamente la atrapó entre sus brazos, siendo ligeramente tosco y brusco pero sin llegar a dañarla, tomándola por desprevenida.
Debía mejorar sus abrazos, pero eso ya sería para más tarde.

La joven eriza de tez blanca correspondió a su abrazo, palmeando su cabeza mientras sonreía de forma alegre, sonrojada de que fuera él quien le regalase el abrazo ésta vez.

Mientras los dos erizos tienen su momento de sentimientos y emociones el zorrito los observa fijamente desde la distancia, moviendo sus colas de lado a lado ante la alegría de verlos llevarse bien.

— Aaaawww —musita, cerrando sus ojos ante el dulce sentimiento que inunda su pequeño corazón—, creo que podría acostumbrarme a ésto.

Sin embargo no todo está bien.

Muy a lo lejos, en una selva de metal y cemento, un malvado hombre, un científico de las tinieblas, un ser aborrecible y despiadado sostiene entre sus manos el anuncio de aquella niña perdida, riendo ampliamente ante lo que podría ser de forma segura su siguiente gran golpe.

La revancha estaba en camino.

Childish Love ft. SonAmyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora