Childish Love ft. SonAmy

No Me Digas Adiós | ACT 2

Lo último que había escuchado había sido el llanto de Amy, su mejor amiga, su princesa, la única niña a la que amaba...  
Pasó toda la noche de ese día esperándola despierto. Quería estar ahí cuando ella regresara y decirle que había sido él que se había equivocado y no ella, quería decirle que lo lamentaba mucho, que no quería perderla, pero ella jamás apareció, nunca llegó al almuerzo, ni a la cena, ni al desayuno de aquel día.

Por primera vez se sintió mal de no poder desayunar con una rebanada de pastel y galletas. 

¿Habría sido muy brusco? ¿Habría hecho mal en ser sincero sobre lo que no le gustaba de ella tras conocerla bien? ¿Habría errado en su elección de palabras? ¿Fue lo que dijo, o como lo dijo?
Amy se fue, y todo era peor ahora.

Se encontraba acostado en la hamaca que había hecho tras desvelarse. La había fabricado como un obsequio de disculpa para su hermosa niña de dulce aroma, pero después de tanta espera había decidido estrenarla él mismo, acostándose de medio lado, cediendo ante el cansancio, esperando que al cerrar sus ojos Amy pudiera volver a él y abrazarlo como solo ella podía hacerlo... al menos en sus sueños.

Sin embargo, su descanso sería breve.

Escuchó unos gritos agudos, gritos de terror, gritos dignos de una pesadilla, gritos que evocaban el escenario infernal de su primer trauma y la pérdida más grande en su joven vida.
Sus ojos se abrieron abruptamente, saltó fuera de la hamaca y corrió hacia el borde de la playa, viendo a todos lados hasta encontrarla, su Amy, encerrada en una jaula de metal que era arrastrada por la nave voladora de aquel maldito, el Doctor...

— ¡¡¡Eggman!!! —exclamó colérico, alzando su puño contra el cielo, indignado— ¡¡¡Maldito seas, cara de huevo!!!

— ¡¡Jojojojo!! —burló el panzón con bigote pelirrojo estrafalario— ¡¿Ya no eres tan fuerte sin tu chica, eh Sonic?!

— ¡¡¡¡SONIC, AYÚDAME!!!! —sollozó con todas sus fuerzas la más pequeña, forcejeando entre las barreras de su prisión, presa de un pánico atroz, reviviendo su mayor trauma, con su cabe dando vueltas en lo que su temor por caer al vacío aumentaba a cada minuto— ¡¡¡¡SONIC!!!!

Era triste. No conforme a haber tenido que lidiar con su corazón roto por todo un día justo venía ese demente y la embuscaba en su momento de mayor debilidad, tomándola entre sus propias manos solo para encerrarla y burlarse de ella.
Ahora sabía de donde venía la despreciable actitud de aquel robot asesino que había acabado con todo lo que había conocido antes de Sonic.

— ¡¡SUELTALA!! ¡¡HARÉ LO QUE SEA, LO QUE SEA!! ¡¡POR FAVOR!! ¡¡LIBERALA!! —suplicó sin tener otra opción al hallarse excaso de fuerzas para tomar impulso y saltar para darle un puñetazo en toda la cara.

— Ahora quieres negociar —quejó— ¡¡Ya hubieras intentado eso cuando destruiste mi mejor creación, rata insolente!! ¡¡Es hora de que enfrentes las consecuencias de tus actos!! Ah ¡¡Pero no te preocupes!! Volverás a ver a tu novia, sí... ¡¡Ensamblada y atornillada en metal!!

— ¡¡¡¡NOOOO!!!! —su alarido resonó en toda la costa, viéndolo irse con su adorada a rastras, desvaneciéndose, volviendo a su fortaleza en el cielo.

El llanto de niña se siguió escuchando minutos después de desvanecerse en el firmamento.
Su corazón se sacudió, provocándole un gran dolor en su pecho, en su alma. No, no se perdonaría si viera a su querida princesa convertida en una bestia de metal que sirviera a las impías órdenes de ese demonio de feo bigote y calva tan brillante como los espejos.

— ¡Sonic! —exclamó el zorrito, corriendo hacia su hermano mayor— ¡¡Sonic!! ¿¡Qué fue lo que pasó!?

— Tails... —llamó de forma seca, con su mirada clavada hacia la nada— ¿Lo reparaste?

— ¿Eh? ¡¡Sí, el avión está listo!! ¿Pero que fue lo que pasó? ¿¿Esa era Amy?? ¡Responde!

— En ese caso enciende los motores, porque es momento de que Tornado de un par de vueltas —comandó, viéndolo por encima del hombro con una mirada enojada y desbordante, con deseos de venganza.

Sí, la desgracia lo perseguiria siempre...
Pero él sería más rápido.