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— ¿A qué se refiere con qué no ha nacido?

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— ¿A qué se refiere con qué no ha nacido?

— Sus almas están predestinadas y podrán conocerse en su no vida. —se llevó una de sus manos a su mejilla, mirándome con una pequeña sonrisa—. Eres exactamente mayor por... Ciento noventa y ocho años, cariño.

— Ah, perfecto. —rodé los ojos un poco molesta, ya no entendía del todo nuestra conversación.

Si menciona el dato es por algo, pero tampoco es como si no me quedara tiempo por delante... Estamos hablando de más de cien años, para cuando llegue la fecha ya ni me acordaré, y en el infierno no cambiará mi ideal de poder.

No es como si el que me lo haya dicho haya cambiado en algo.

No tengo pensado enamorarme, mucho menos volver a contraer matrimonio.

— ¿Y usted, alteza? ¿Qué hay de su media naranja? —aproveché el tema tocado por ella para conocer sobre el mismísimo rey del infierno.

— Oh, mi Luci quiere conocerte.

Mierda.

— Tiene curiosidad debido a que siempre le cuento maravillas de tí, corazón. —tomó una de mis manos sobre la mesa, intenté disimular el temblor de esta—. Tiene un alma curiosa, de creación, igual que tú.

Me mantuve en silencio, no sabía cómo responder a tal elogio... O insulto. Cómo se pudiera interpretar la comparación con el ángel caído.

— Eres una combinación de los dos. —dijo finalmente. Tomé un sorbo del té y cerré los ojos pensando en una respuesta que no la molestara—. Cómo si fueras nuestra hija.

Casi escupo el líquido que había tomado. Hice un gran esfuerzo para pasarlo y me dí suaves golpes en el pecho.

— No hay de que preocuparse, no pienso traerlo. —intenté sonreír—. Quiero que lo conozcas cuando llegues al infierno.

— Sería un privilegio conocer al marido de distinguida mujer, si me permite elogiarla de tal manera.

— A veces recuerdo que tienes unos modales preciosos.

Continuamos nuestra conversación, dejando de lado el tema de mi supuesto destinado y hablando ahora del gusto exótico del rey del infierno respecto a los patos. Sí, los patos, aquellas aves que son deliciosas cuando son cocinadas a la perfección.

Muy curioso.

[...]

Ya había creado mucho tipo de cosas, y aunque podría seguir así, me está carcomiendo la ansiedad de estar encerrada. No hablo desde la ignorancia, desde que la señorita Lilith viene a visitarme, Robert había comentado que no había razón alguna para salir por las calles. Nunca me lo prohibió, sin embargo, podía notar como su expresión se afligía cuando se enteraba de mis escapadas a la biblioteca.

FREEDOM || ALASTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora