El constante rechazo no solo trae consigo la soledad, sino la desesperación.
Y aunque Alastor es menor que yo, él logró enseñarme el significado de la "libertad"
Un fanfic de Hazbin hotel
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Tengo el pensamiento constante de que todo lo que hago es malo. Sé que lo que estoy haciendo logrará un gran avance en el futuro tanto de la mujer como de la tecnología, pero...
¿Realmente debía morir?
Si nosotras fuéramos independientes en un inicio nada de esto hubiera pasado en primer lugar.
El hombre bueno no estaría en el suelo sin respirar, su palpitar no se hubiera detenido. Su último pensamiento no habría sido yo y su gran amor a mí.
Y yo no sería una asesina.
— Es solo el comienzo. —lilith miró con una sonrisa el cuerpo inerte.
De forma irónica, las mariposas ya se habían posado encima de él ahora que no se movía ni un poco.
Lo maté en el mismo lugar que me enseñó hace una semana. Había logrado encontrar esa planta que requería para hacer un veneno letal, no existía receta alguna, así que fue simple investigacion de componentes tóxicos no aptos para consumo humano. Compartir el té es común, así que no se esperó la aparición de un ingrediente "nuevo" en la bebida.
Era la primera vez que tenía el cuerpo de una persona en frente mío.
— Debes armar un escándalo. —asentí a sus palabras. Ahora tenía que crearme una escena en frente del personal.
Dejé la taza que me había dado cuando empezó a marearse, a un lado de las demás flores que decoraban el lugar.
Salí de la gran construcción con el corazón en la garganta.
Acabo de matar a una persona.
Y no estoy del todo arrepentida de mis actos. Los mismos hombres se las buscaron, Adam fue le culpable al querer someter nuestro género, no debemos que estar por debajo de nadie.
Dí todo de mí cuando ví a una criada, lloré, balbuceé, señalé el domo, una actuación que no dejara duda alguna de un acontecimiento terrible.
Muchos cambios comenzarían desde hoy.
Recibí un montón de cartas por parte de la realeza como de los ciudadanos. Todos y cada uno de ellos dándome el pésame por la muerte del marqués.
Se veía venir de alguna manera, pues el estado de mi esposo había empeorado con el pasar de los días.
Y ustedes se preguntarán ¿A qué te refieres?
A qué fuí aumentando la dosis de plantas tóxicas a medida que avanzaban los días, al tener como síntomas solo tos y un poco de fiebre, no se le dió mucha atención.
Así todos le echaron la culpa a la enfermedad que había adquirido pero nadie pensaba fuera letal.
Y es aquí cuando yo pensé que todo iría mejor. Es decir, ya no había nadie que me impidiera nada y tenía la ayuda de la reina del infierno a mi lado.
