CAP 7 - Más allá del sentir

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Llegué a casa todo sudoroso, me dolían los pies de tanto que había corrido

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Llegué a casa todo sudoroso, me dolían los pies de tanto que había corrido.
Quizás el tipo no me quería hacer nada, pero de solo ver el As en el suelo, me trajo conflicto.
¿Quien era ese extraño hombre?

Entre a bañarme directamente, tome algunas prendas del placard de Dante y estuve un rato en la bañera.
El agua caía sobre mí cuerpo y tomaba mis pensamientos en su rumbo hacia el desagüe.
Después de salir con el pelo húmedo, me puse a cocinar algo rápido. Había vecho salsa con fideos largos, algo simple y rápido.

Me senté como siempre a esperar a Dante, esta vez había terminado temprano de los nervios.

Esto se sentía como el ajedrez, yo era una pieza más en ese tablero. Comenzó a pasar después de salir del orfanato.
Nosé cual va a ser mí próxima "coincidencia".
No tenía ni idea.
Al menos eso creo yo.

Tomando un poco de agua, escuché golpes en la puerta. Afuera se encontraba una capa de nieve andante, supe que era Dante.
Al abrir, me encontré con un pequeño ramo de flores rojas, adornadas con un liston negro y un papel envolvente color plateado.
Mí primera reacción fue de sorpresa.

-Hola peque... Bueno Valen. Toma, son para ti, tan perfectas como tu. A la primavera le hace falta la belleza de tu cara.

La misma se puso bordo de nuevo, aunque esta vez por tal acción repentina. Su cara soltaba esa maldita sonrisa.
Algo en el me hizo volver a un recuerdo del pasado.

Flashback

Me encontraba tomando una taza de té con mis antiguos hermanos del orfanato, jugábamos con algunos juguetes dispersos por toda la sala mientras, de fondo, sonaban algunas canciones de la radio.

A lo lejos, venía Maribella con un nuevo chico que habían abandonado.
Su nombre era Eward. Un pequeño de pelo negro y con la cara algo sucia.
Nuestra primera impresión fue de sorpresa, aunque rápidamente lo invitamos a unirse a jugar.

A medida que fuimos creciendo, Eward comenzó a acercase hacia nosotros, aunque un poco tímido en el intento.

Se la pasaba horas leyendo los libros que las chicas nos daban para leer.
Sus más grandes hobbies eran hacer dibujos, algo raros.
Algunas veces, se lo escuchaba llorar en la noche, buscando a sus papás.
Entre todos, nos acercábamos a su cama y lo abrazaba mis en señal de que no estaba solo.

El Enigma De Las RosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora