Sueño

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8 meses han pasado, mi pequeño se mueve mucho últimamente. Ha sido un embarazo muy difícil, pues biológicamente un omega embarazado no puede vivir sin el frecuente olor de su alfa... Ni siquiera recuerdo el olor de Lan Xichen... Ese día sólo olía a vino y alcohol. Es un día que no pienso recordar...

Las flores se han secado, los árboles han perdido sus hojas por completo y la nieve comienza a tapizar el pavimento.

—Mi pequeño Baobei tendrá que nacer en invierno. Le pondré muchos gorritos de animales para que no tenga frío— dijo el joven Yao acariciando la parte superior de su barriga.

Jin Guangyao se encontraba frente a la ventana alargada de su apartamento. La ciudad se veía como una pintura al pastel, con sus colores claros y una delgada neblina.

Acababa de pasar la Navidad y el año nuevo, su ánimo debía estar a full por las épocas festivas, pero esta temporada lo único que hizo fue sumergirlo en una profunda tristeza. Ya no estaba de humor para festejar, su madre no podía visitarlo donde se encontraba, así que pasó Navidad solo. Sisi, la amiga de su madre, le daba algunas vueltas frecuentemente, e incluso se había apuntado para pasar Año Nuevo con él, pero se negó. No quería que Sisi se perdiera de festejar con sus familiares y amigos.

Pasar Navidad en casa de los Jin tampoco fue una opción. Los únicos que sabían de su embarazo eran su madre y Jin Zixuan. Que su padre se enterara causaría su desafiliación a la familia y que su madre fuera echada de esa familia. Contaba con Zixuan para protegerla, eso era más que suficiente.

Aun recordaba el tierno y enrojecido rostro de su madre el día que pudo contactarla. Su hermano Zixuan había escoltado a Meng Shi hacia la casa de vacaciones en Wuhan, a donde la había enviado Jin Guangshan como castigo por no complacer sus deseos. El mayor de los hermanos realizó una video llamada hacia el nuevo número celular que Guangyao había comprado con su nueva identidad. Aun podía ver las perlas que decoraban los ojos de Meng Shi al verlo con vida.

Sí, fue doloroso reunirse de esa manera y lo fue aún más el decirle por qué lo había hecho. La dama Meng desconocía el embarazo de su hijo y permaneció en shock al enterarse. El chico no quería que esto terminara así, pero ante la negativa de Lan Xichen para hablar y las constantes amenazas de su padre, todo culminó en un macabro plan donde fingió su propia muerte. Y sí, aún era un niño al que le gustaba jugar videojuegos, dibujar, divertirse en parques y atracciones mientras soñaba con su futuro. ¿Cómo podría encargarse de un bebé él solo?

Consciente de esto, Meng Shi le dijo que contactaría a su amiga Sisi, la cual vivía cerca de la provincia de Jilin para que lo ayudase. A-Yao le agradeció y le prometió mantenerla al tanto de su estado de salud. Sin embargo, esto no era suficiente para la madre, la cual le pidió con euforia el nombre del alfa que lo había preñado, incluso Zixuan intervino para exigirlo de nuevo. Pero A-Yao calló. No estaba dispuesto a revelar el nombre pues el caos se desataría entre las familias y no quería ver a su hijo envuelto en tribulaciones y disputas.

—Madre, no me fui porque ese idiota me obligara, sino porque quería tener a este bebé y mi padre no me dejaría... Si él se enteraba, nos mataría a ambos y a ti te echaría a la calle. No quería nada de eso, así que era mejor para todos que yo saliera del mapa— le dijo el chico a través del teléfono.

Meng Yao quería dejar eso en claro. Aunque cayó ante la tentación y las hormonas.

Nunca confesaría que siguió buscando (rogando) por la atención de Lan Xichen antes de irse a Estados Unidos. Había hecho unas cuantas llamadas más pero siempre fue rechazado. Finalmente escribió unas palabras, esperando llegasen al corazón del Lan, pero al parecer no lograron mover ni una célula. Entonces decidió dejar de intentarlo para no seguir humillándose. Cerró el libro y se despidió de aquel romance de mentira.

Tu pequeña peoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora