💙❤️{¿Quien eres tú?}❤️💙 [SPARTOR]

🌫️❄️¿Quien eres tú?❄️🌫️

"A veces me pongo a pensar...
¿Qué diablos hice mal en esta vida?

¿Por qué a mi, Dios, por qué yo?

Ahora estoy metido con unos animales del demonio que pueden transformarse en humanos."

Como había sido ordenado, llevaron al intruso a las mazmorras para saber que hacer con él.
Al llegar, lo tiraron como costal de papas en una celda y esperaron a que llegase su majestad para recibir sus órdenes.

Mientras esperaban, se detuvieron a examinar con más detalle al desconocido.

–Me parece que es un omega.–. Dijo uno de los cambia formas.

–Si....–. Murmuró otro.–. Parece que es de la realeza.

–¿Por qué un príncipe escaparía por un bosque que claramente está "prohibido"?

–Yo que voy a saber.–. El tipo se acercó a las rejas.–. Oye precioso, ¿eres un príncipe?–. Preguntó burlón.

"Que ganas de plantarle una piña... mi mano no cabe entre las rejas."

Simplemente decidió ignorarlo, volteando su cabeza hacia el otro lado.
Después de unos segundos escuchó como los hombres se alejaron de la celda para dar paso a su rey.

–Oye tu.–. Llamó al chico.–. Voltéate.–. Ordenó.

"Si no quiero problemas debería hacerle caso, total, ya estoy muerto."

Al darse la vuelta, se encontró con el alfa de cabellera oscura y ojos azules, quien lo observaba atentamente. Pero eso no era todo, también venía acompañado de otro tipo, cabello blanco con las puntas teñidas de rojo y además de eso, tenía alas.

–¿Cual es tu nombre?–. Preguntó amablemente.

Si se lo decía muy probablemente se enteraría de que era el príncipe de Jejúl, ya comprometido, tendría grandes problemas con su padre. Como dijo su cuidadora: lo mataría por traición.
Así que se negó a soltar una sola palabra.

–Niño no me hagas las cosas más difíciles, o si no el que terminará siendo afectado serás tu.–. Con su mirada señaló a su acompañante.

Pero nuevamente hizo caso omiso.
¿Qué le podría hacer ese rarito con alas?

Pues aquel rarito con alas hizo una especie de movimiento con sus manos, haciendo que fueran cubiertas por un manto verdoso transparente pasando a su cuerpo y azotándolo contra las rejas.

–Pudiste haber sido más suave.

–Pero si así tratamos a los intrusos.–. Recibió una mirada de desaprobación.–. Lo siento.

–Uhg...–. Volvió a mirar al castaño.–. Vamos niño, dime tu nombre o serás desintegrado de inmediato.

–No creo que sean capaces de-–. Comenzó a sentir una gran presión en sus articulaciones, intentándolo quebrarlo como una ramita seca.–. ¡Ay! ¡Está bien! ¡Esta bien!

La fuerza había disminuido.

–Me llamo Sparta.

–Bien, Sparta. ¿Por qué te colaste en el bosque que se supone estaba prohibido el ingreso?

–No sabia eso- –. Volvió a ser apretado.–. ¡Lo siento solo pensé en escapar de casa!

–Eres hijo del rey Antonio, ¿verdad?