🍃👥Vecinos y rumores👥🍃

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Dos días habían pasado.
El día de ayer a sus vecinos había conocido, y para su sorpresa, en realidad eran varias chicas betas, incluyendo a una mujer de avanzada edad, podría decirse que era la madre del grupo.

La verdad no se sentía incómodo ni nada por el estilo, aquellas féminas le dieron una bienvenida acogedora. Además de haberle traído un montón de bocadillos pequeños, con eso era suficiente para ganar su aprecio y confianza.

El día de hoy habían quedado después del mediodía a comer un poco de galletas en la terraza del árbol.
Iría de todos modos, no tenía nada que hacer, era nuevo y probablemente las chicas lo ayudarían a ponerlo al tanto con el pueblo.

Mientras subía por las escaleras, en el camino se encontró con la mujer, la cual avanzaba lentamente y con gran paciencia. No tenía apuro, tal vez la ayudaría a subir.

–Disculpe.–. Llamó la atención de la señora.–¿Necesita ayuda?–. Mostró su brazo para que se sostenga en ella.

–No gracias chico, tu brazo aún está lastimado.–. Subía sosteniéndose del barandal.–. No es para tanto, me gusta subir sin prisa.

–Puedo ir al mismo paso que usted, si quiere, para acompañarla.

La mujer sonrió enternecida.– Eres un jovencito muy educado.–. Sostuvo el brazo delicadamente, subiendo un poco más rápido.–. Y muy fuerte.

–Ah, solo soy un omega nada más. Y usted una anciana.

~~~

Al llegar a la cima del árbol, las chicas ya se encontraban arreglando la pequeña mesa en la que comerían las galletas y unos bocadillos más. Saludando a la mujer y al castaño.

Después de unos minutos, todas estaban reunidas en la mesa, sentadas, comiendo las galletas mientras admiraban el frío paisaje.

–Bueno...–. Habló una de ellas, cabello rubio.–¿De que hablaremos hoy?

Todas comenzaron a pensar, buscando algo interesante para platicar.

–¿Qué les parece si les cuento sobre mi hijo?–. Preguntó la mujer, a la cual la llamaban, "Margot"

–Lo ha contado desde que llegamos a este árbol, ¿no tiene algo interesante más para contar?–. Respondió una chica de cabello castaño, con las puntas rojas, la cual recibió un leve golpe en su hombro de parte de la rubia.

–Amo esa historia.–. Habló otra chica de cabello claro y largo, con las puntas púrpuras.–. Además, hay que mantener al tanto a Sparta.

–Pero si eso es del pasado- –. Volvió a ser golpeada.

–Bueno, bueno, ¿quien es su hijo y por qué debería saber sobre su vida?–. Preguntó Sparta a la mujer.

–De hecho no es tan hijo mío.–. Aclaró.

Todos los presentes alzaron una ceja, sorprendidos por la respuesta de la señora.

–¿Y porque nunca nos dijo eso?

–Por qué no era el momento.–. Sonrió Margot.–. En realidad era un pobre huérfano, tan solitario, tan indefenso.

–¿De quien estamos hablando?–. Volvió a preguntar Sparta, pero más curioso.

–Mi hijo adoptivo, Raptor.

Un pequeño dragón rojo, de raza desconocida, apareció en el pueblo del Reino Hidden.

Tres años tenía solamente.

Al encontrarlo, los guardias del reino tenían buen corazón, si llegaban a ver a algún intruso en su reino sería degollado al instante. Pero apenas era un bebé, así que, a escondidas de su rey, lo entregaron en un orfanato.

Cada día, los aldeanos visitaban el lugar para adoptar un cachorro. Habían muchos pequeños que perdieron a su familia, fueron abandonados, rescatados, etc. Pero estos eran adoptados sin problemas; sin embargo, Raptor era la excepción.

Algo en el no lo permitían adoptarlo.
Tal vez era por sus ojos de distinto color, lo cual en aquellos tiempos lo consideraban como un fenómeno.

Tal vez porque su color era como la representación de la mismísima sangre que circulaba en las venas de cada ser.

Tal vez porque odiaba consumir su alimento principal: la carne. Prefería los vegetales.
Debido a eso era algo flaco y débil.

Llegó hasta los trece años, el orfanato ya no lo podía mantener más, así que lo sacaron del lugar y lo dejaron a su suerte.
Lo sorprende era que se valía por si mismo, trabajaba a temprana edad y era muy educado.

Un día llegó a las puertas de mi hogar a ganar un poco de dinero, yo no iba a permitir eso. Le ofrecí un hogar, alimento y cobijo. Terminé adoptándolo.
Lo alimente correctamente y conseguí salvar su salud, me aseguraba a que se mantuviera feliz como todo niño de su edad.

Una tarde, llegó con un libro en sus manos.

Contemplé una sonrisa muy brillante, soltaba suspiros a cada rato. Supe que había conocido a alguien que por unos cuantos días lo mantuvo aún más feliz.

Si no hasta que esa sonrisa se borró en un abrir y cerrar de ojos...

Gracias por leer.💗💗💗

💙❤️{¿Quien eres tú?}❤️💙 [SPARTOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora