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Dentro de la fría y poco iluminada sala común subterránea, Draco permaneció sentado solo en el sofá durante largo tiempo. Si no fuera por su característico color de cabello rubio platino, probablemente habría sido muy difícil que alguien se fijara en él——no sería exagerado decir, él parecía que fue hechizado bajo maldición de parálisis de cuerpo entero, inmóvil allí acostado y con el ceño fruncido pensando en algo, exudando por todo el cuerpo un aura de "gente desconocida no acercar".

A pesar de ello, aún así hubieron bastantes chicas vestidas con túnica de bruja de color verde oscuro, que no pudieron evitar parar a charlar a un lado, intentando derretir este "iceberg".

Pero esta posibilidad pronto fue desvanecido por Blaise de no muy lejos, él les dijo "A Draco no le gustan las chicas, no tiene costumbre de tener una cita con chicas". Diciendo hasta parpadeó los ojos travieso, una apariencia de "Todos lo entendemos".

Entonces cuando Draco por fin volvió de su meditación, a su lado sólo quedó un Blaise somnoliento y algo de comida que ha sido traído por no se quien.

Él eligió una manzana verde, la arrojó con naturalidad a los brazos de Blaise, éste se sobresaltó por el repentino "objeto pesado", despertó de su sueño con una sacudida.

-¿Qué haces aquí?-

Draco enarcó las cejas, no esperó a que la persona que fue golpeado por la manzana reaccione, preguntó preventivamente.

-Ayudarte a deshacer de algunas currucas,-

Blaise parpadeó: -De paso preguntarte unas cosas.- Su voz de repente volvió seria, el tono de la última mitad de frase sonó mucho más pesada.

-No puedo responderte.-

Sin esperar que él dijera nada más, Draco optó dar por terminada la conversación. Podía adivinar lo que Blaise intenta preguntar, sólo escuchando el tono de voz ya lo supo, eso indudablemente serán todo cosas de las que él no querría hablar con nadie.

-Tú y esa Granger de Gryffindor, ¿qué es lo que pasa?-

Así que entre muchas preguntas, eligió la que más le interesaba, fue el primero en lanzarla antes de que Draco aún no marchaba.

Como era de esperar, esa persona a su lado volvió a sumir en el silencio, Blaise supuso que él no preparaba a responder esta pregunta, de lo contrario no habría motivo para que esto le lleve tanto tiempo pensarlo. Hay que saber si fuera el viejo Draco, no hablar de Granger, incluso ante la mera mención de Gryffindor, él también podía quejar con disgusto por un rato.

Verdaderamente algo sí que es diferente, musitó Blaise en silencio. Desde que ha empezado el sexto año, este adolescente rubio de su lado inconscientemente, ha restringido su aura arrogante y altivo. Él es como un erizo que se oculta deliberadamente, en el instante donde nadie era consciente de ello, trazó la línea que le separaba de los demás.

Él de antes, pavoneándose por Hogwarts, desbocado, intentando demostrar a todos su agudeza. Y él de ahora, en cambio siempre desaparecido, misterioso, evitando a las multitudes. Blaise siente que sabe muy poco sobre Draco, tanto que cuando vio aquella escena de esta mañana, él estuvo estupefacto como si había sido hechizado bajo maldición explosiva.

Contempló el rostro sombrío e inseguro del adolescente rubio en la penumbra, la mandíbula angulosa a causa de su delgadez, de repente le cuesta imaginar que él es ese niño a primera vista mimado, exquisitamente bello hasta exageración, cuando conocieron por primera vez.

Apartó la mirada y suspiró en silencio, sabiendo que está pensando todas las cosas que Draco no está dispuesto a escuchar. Este tipo nunca entiende hablar en confianza con nadie, seguramente tampoco entiende lo que significa realmente un supuesto amigo.

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