♧︎︎︎ Capitulo 2 ☘︎

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Sus muslos dolian ante el constante movimiento del galope del caballo, y su cabeza retumbaba ante el constante ruido que parecía que lo martirizaba

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Sus muslos dolian ante el constante movimiento del galope del caballo, y su cabeza retumbaba ante el constante ruido que parecía que lo martirizaba. Su pequeño cuerpo no pudo ante tanta presión. Con el aliento del alfa por su cuello y la mano de este sobre su cintura, atrayendo sus curvas hacia atrás.

No supo en qué momento, pero cayó dormida sobre el pecho de aquel extraño alfa, que por lo que sabía, sería ¿su alfa? No, élla sería la omega de ese alfa. Pasaron interminables horas ante los frecuentes ruidos y palabras que se olan ante tanto alboroto.

--- Comparte a la puta -escuchó aún manteniendo sus ojos cerrados, intentando ignorar las palabras de los hombres.

----Si Lo que es del lider es del pueblo --grító otro. Parecían bromear, pero también parecían hablar con verdad.

---¡Callense! ¡No dudaré en cortar sus manos si es que alguno se atreve a tocar lo que no es suyo -escucho el fuerte grito del alfa. Sintiendo la vibración del pecho del contrario regirse resignaba a llorar en silencio, pero su aroma delator no pudo esconderse de las fosas nasales del alfa que ignorando de ello aún seguía con la frente en alto dirigiendo su vista a su camino.

Aunque se limitó a acariciar el muslo de la omega que sollozaba en un silencio aplacador, haciendo estresar a su alfa. Libero algunas cuantas feromonas para la omega.

Jungkook sabía que la omega era muda, el rey se lo había dicho. ¿Cómo había aceptado una tregua por una omega muda? Pero... Ese día, antes de primavera cuando se dirigió por primera vez al palacio de Verne para hablar con el rey, la vio en el jardin, era la pequeña omega de ojos azules como el cielo y cabello de cobre. La vio sonreír mientras que con movimientos delicados acariciaba una flor.

Su alfa rugió, la reclamó y obviamente la tendría. No pasó mucho tiempo para que la omega cayera en un sueño profundo. El campamento se divisó a lo lejos, dando por hecho que el largo viaje había acabado. Diez horas a caballo. El amanecer se sentía llegar, ya con el cielo azulado y amarillento por su espera. Habian seguido su camino toda la tarde y noche, sin parar.

Lalisa abrió sus cansados párpados al dejar de sentir el calor que la rodeaba.

-Hemos llegado -escuchó la gruesa y profunda voz que había memorizado ante la oscuridad, frotó sus ojos con sus delicadas manos, mostrándose tierna ante al imponente alfa que parecía verla como una presa.

Las mismas manos que habían estado en sus caderas por largas horas, volvieron a su posición, bajándola del caballo, pero sus pies no tocaron el suelo porque el alfa aún la cargaba. Sus temerosos ojos se dirigieron hacia el rostro del alfa, definiendo por primera vez la belleza del hombre ojiverde que con grandes hebras de cabellos de castafio intenso, trenzados de a par por ciertos lugares, se mostraba indiferente ante él.

Por instinto se sostuvo del cuello del alfa, pasando sus delgados brazos por este. Al rizado ni siquiera pareció importarle aquel gesto. Simplemente dirigió su camino al interior de uno de las muchas casas de madera, piedra y tepe que había en el lugar al más grande para ser especificos. La casa que estaba pintada de un naranja intenso como si fuera sangre seca en las paredes y tenia un sin fin de decoraciones como cuerdos de animales, cascabeles de madera, etc.

𝐅𝐈𝐄𝐑𝐂𝐄 ˡⁱᶻᵏᵒᵒᵏ (Adaptacion)+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora