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ϟ | CAPÍTULO UNO. | ϟ

Miro el paisaje a través de la ventana con aburrimiento, la voz del profesor se escuchaba en la lejanía explicando el tema que nunca llamó del todo su atención. Suspiro. Odiaba tener que asistir a clases, a veces simplemente deseaba regresar a su hogar y seguir teniendo clases con tutores privados.

Era tan aburrido tener que estar encerrada en un salón rodeada de neandertales.

¿Estás prestando atención, Lilith? ¿O es tu mente muy hueca para entender? —La voz de su compañera se escuchó a su lado, burlándose de ella.

La pelinegra suspiro haciendo una mueca al escuchar aquella voz chillona, de todos sus compañeros la que menos soportaba era a Cindy.

No tanto como tu cabeza, Cindy. —Respondió con molestia. —Seguro que lo único que tiene dentro es aire, porque eres tan estúpida que dudo que tengas cerebro. —Agrego con una sonrisa burlona.

Cindy abrió la boca sin tener algo que decir en protesta.

Silencio. —Regañó el profesor volteándose para mirar a las dos chicas que discutían en los últimos pupitres del salón. —¿Por qué mejor no pasa a resolver este problema, señorita Nikolaeva? —Cuestionó con el ceño fruncido y ligera molestia en su voz. —Me han presumido que es usted una genio. Yo lo dudo.

Puede dudar lo que quiera. Profesor. —Respondió con brusquedad la pelinegra, levantándose de su asiento. —Pero un simple problema de la ley de OHM no es nada para mí. —Agrego acercándose al profesor y tomando el gis para comenzar a escribir en el pizarrón. —Su respuesta está mal. No son 24.5 amperios, son 2.45; su método es muy extenso y complicado por ello es más fácil que la respuesta este equiv...

¡Suficiente! —Exclamo furioso el profesor. —A detención después de clases, señorita Nikolaeva.

Lilith rodó los ojos chasqueando la lengua con molestia, dejo el gis en el respaldo del pizarrón y regreso a su asiento. –Estúpido profesor, no es mi culpa que esté tan viejo que ya no recuerde como hacer correctamente una simple operación–, se quejo la pelinegra en sus pensamientos fulminando con la mirada al profesor, quién continuo explicando el problema al resto de la clase.

Hizo una mueca. Debería de estar escribiendo, pero el coraje le quitó las ganas de hacer cualquier cosa, incluso prestar atención a la clase. Simplemente le tomaría una foto al pizarrón y lo haría más tarde en su casa.

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Miro la puerta frente a ella, con un letrero dorado que claramente decía “Detención”. Respiro hondo y abrió la puerta encontrándose un salón vacío, a excepción de dos chicos que se encontraban sentados en cada extremo del salón, en los últimos pupitres de la fila. Un rubio con expresión seria y mirada cansada; y debía admitir que se maquillaba mejor que ella, unos tres bancos a su lado izquierdo se encontraba un pelirrojo unos años menor que ella, haciendo dibujos en una libreta, más concentrado de lo que podía creer. –Genial. Me toca estar con raritos–, pensó haciendo una mueca antes de suspirar.

Entro al salón y se sentó en el segundo banco de la fila de en medio, se quitó la mochila de los hombros dejándola en el banco enfrente a ella. El silencio era abrumador, cada uno estaba en lo suyo, ¿cuánto tiempo tendría que estar en ese lugar?

❝Eres el Problema❞ |𝓓𝓮𝓮 𝓢𝓱𝓿𝓪𝓰𝓮𝓷𝓫𝓪𝓰𝓮𝓷| [ᵐᵉᵗᵃˡ ᶠᵃᵐⁱˡʸ] ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora